Fundición de zinc, prioridad para el desarrollo nacional y regional

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Un quinquenio, ya es significativo, pero se da el caso que es mayor el tiempo transcurrido desde el “pomposo” anuncio del presidente que nos gobernaba y al que le aconsejaron emplazar fundiciones de zinc en el país, aprovechando una suerte en la cotización del zinc por entonces, pero que en el presente también es importante para el comercio de ese mineral, cuyo valor se elevaría sustancialmente si se lo comercializaría con valor agregado y como metal.

Pero encarar ese proyecto, implicaba una responsabilidad especial del ministerio del ramo, de modo que se dispongan las condiciones más favorables para que inicialmente en Oruro se instale la primera refinería de zinc, contándose para el efecto con una inversión de 500 millones de dólares, se entiende 250 millones para cada una, y con facilidad de disponibilidad para la planta, la primera en el distrito de Oruro, la otra en Potosí.

Transcurrido un primer periodo de espera de acuerdo a convocatoria, el resultado fue negativo, no hubo interesados y por lo mismo la oferta quedó pendiente para encarar en tiempo prudencial un nuevo llamamiento que permita la construcción de la primera fundición de zinc en Oruro. Dadas las condiciones reinantes en el tiempo inicial de las licitaciones, se recomendó que “para garantizar el cumplimiento exitoso del proceso de contratación, se recomendaba la conformación ineludible de una comisión multidisciplinaria que se haga responsable desde la firma del convenio hasta la puesta en marcha de la fundición de zinc. El directo responsable sería el ministro de minería.

Simple y llanamente nada ha funcionado de acuerdo a esos planteamientos propios del entusiasmo que promovió el mandatario al informar en el mes de diciembre del 2014 que tenía definida la instalación de dos fundiciones de zinc. La oficialista cámara de senadores del periodo en cuestión, aprobó una ley que declaraba de prioridad nacional la instalación de las refinerías de zinc, en Oruro y Potosí. Un punto del proyecto de ley señalaba además que “la instalación de las nuevas plantas permitiría la industrialización y la fundición de los minerales que se producen en el país. El proyecto tomaba una ampliación de sus objetivos al prosperar la iniciativa de desarrollar un proyecto para “dar valor agregado a los productos bolivianos y cambiar el esquema actual de exportar tan solo materia prima, restando ingresos que podrían incrementarse si los mismos pasan por el tratamiento de la metalurgia y se transforman en metales con valor agregado y precio justificado por su calidad.

Al presente

Aquí estamos más de seis años después del alboroto, sin plantas de zinc en ningún distrito, sólo con la idea de emplazar la primera en los predios de la Empresa Metalúrgica de Oruro, donde se dispondría del espacio necesario y las condiciones apropiadas para ampliar y diversificar el complejo metalúrgico de modo que la mayor parte del proceso de industrialización de nuestros minerales se realice en Oruro. Hubo un anuncio al respecto, por lo menos en el orden oficial que corresponde a la magnitud del proyecto, causó satisfacción, saber que en la metalúrgica orureña, funcionaría además la primera planta de zinc, factor diversificador de servicios y naturalmente de beneficios para la región y el país.

Pero las cosas no marchan como se las sueñan, de los anuncios no se pasó a la práctica, la empresa fundidora confronta problemas financieros internos, pero tampoco se oficializó la transferencia de recursos, que se entendía estaban aprobados para encarar el proyecto de la fundición de zinc, por un valor superior a 300 mil dólares, cuyo destino se ignora, como el futuro de la planta de zinc.

Siderurgia en el país con inversión privada

Frente a la crisis reinante, la iniciativa privada asume el rol estratégico de impulsar la siderurgia con un paso importante al invertir 170 millones de $us para la instalación de la primera planta siderúrgica del país que producirá en adelante acero para la construcción, utilizando para su fin chatarra ferrosa como materia prima, en un proyecto que demuestra las posibilidades de emplazar grandes industrias si hay condiciones favorables para hacerlo.

La empresa Las Lomas es la impulsora en la instalación de su planta que está ubicada en el complejo industrial de Buena Vista, en la provincia Ichilo del distrito oriental, donde se dispondrá el funcionamiento de la siderúrgica que ha programado inicialmente la producción de 200 mil toneladas (t) por año, que en una segunda fase podrá ampliar esa producción a 300 mil (t) año. La planta está funcionando desde el pasado 23 de febrero y se espera que en las próximas semanas salgan a la venta las primeras barras de fierro para la construcción, con la garantía de sello boliviano y para cubrir un cincuenta por ciento de la demanda nacional de material para la construcción.

Se trata de un proyecto que se gestó cinco años atrás y se consolida en la actualidad luego de esforzada labor de ejecutivos de La Lomas que confiando en la materia de inversión y el mercado nacional, decidieron embarcarse en una acería, adelantando su presencia efectiva en la industria siderúrgica que constituye un paso determinante en el proceso del desarrollo nacional.

Mientras tanto el retrasado proyecto siderúrgico en el Mutún, avanza lentamente, tiene otras características, pero el prolongado tiempo de espera muestra a los bolivianos, la falta de iniciativas y decisiones productivas para aprovechar la enorme riqueza natural en beneficio de nuestra economía.

Está claro el impulso privado que se adelanta al pesado sistema nacional. Algo en este orden debería tentar inversiones privadas nacionales o externas para acometer la instalación de la fundición de zinc en Oruro.

Fuente: Medios. Agencias.