Domingo 07 de marzo de 2021

ver hoy
























De pronto, el exministro Juan Ramón Quintana sorprende al país con un furibundo discurso contra las Fuerzas Armadas, a las que él perteneció hasta que fue expulsado de ellas por conducta indecente.
Ahora ha decidido poner condiciones para la subsistencia de la institución, condiciones políticas, comenzando porque se “descolonicen” y juren obedecer a la “voluntad popular”, es decir a los dictados del MAS.
No ha dicho qué ocurriría si no se cumplieran esas condiciones, pero quizá no necesitaba decirlo porque su jefe, el cocalero Morales, había propuesto desde Buenos Aires, durante su autoexilio, que en Bolivia se organicen milicias armadas para reemplazar a la institución militar.
Por aquellos días, el cocalero estaba mascullando su indignación, convencido de que su permanencia en el poder fue cortada no por la protesta popular más grande de la historia de Bolivia, sino por el consejo que le dio el comandante de las FFAA de renunciar al cargo. Algo que él hizo de inmediato para luego tomar, más que de prisa, como de rayo, el avión que lo llevaría a México, donde comenzó a llorar la desgracia de haber interrumpido su dictadura, que hubiera deseado hacerla durar tanto como se proponen sus amigos Xi Jimping y Vladimir Putin, hasta 2035 y 2036, respectivamente.