Con ese proceso de institucionalización además de conseguir que los funcionarios públicos trabajen con eficiencia y eficacia, brinden una mejor atención a la ciudadanía, aquellos que quedaron en sus puestos, sin importar a qué color político apoyaban, permanecieron en sus empleos por bastante tiempo, haciendo que la práctica sea otro punto a favor para la administración de las entidades estatales
Una fila que no avanza, más de cuatro horas de espera para ser atendido, la gente pregunta los requisitos que no se tienen a la vista del público, funcionarios nuevos que están aprendiendo a hacer su trabajo y tardan en realizarlo, es una realidad en nuestro país en muchas oficinas de la administración pública.
Lo rescatable y positivo es que en algunas de esas oficinas se entregan fichas o se coloca un número a las personas que esperan y se las atiende hasta el último cliente, sea la hora que sea, aunque a puertas cerradas; sin embargo, el panorama no se repite en todas las reparticiones del Estado, en algunas, llega el horario de cierre y sin importar quienes tenían fichas son despachados a sus domicilios.
El panorama descrito en el primer párrafo ocurrió en el Servicio General de Identificación Personal, Segip, donde ayer tardaron muchas horas en atender al público, pero se quedaron hasta cumplir con el último cliente, avisando a quienes llegaron más tarde que no sería posible hacerlo con quienes no tenían un número porque el horario no se lo permitiría.
Uno de los funcionarios comentó que habían tardado tanto en atender a la gente por la alta demanda del servicio, pese a que existe una resolución ministerial que indica que la vigencia de las cédulas de identidad se extendió, eso para no congestionar los servicios de identificación del país, además otra justificación fue que los funcionarios son nuevos.
Y eso ocurre cada que existe un cambio de Gobierno, se cambia a toda o casi toda la administración de los servicios y empresas estatales. Además los ciudadanos de todo el país fuimos testigos de la exigencia, incluso con violencia, de las cuotas de poder y las pegas prometidas durante la campaña electoral, y aunque las instituciones nieguen que haya existido masacre blanca, en casi todas las reparticiones del Estado hubo cambio de personal.
Es cierto que todos tienen derecho al trabajo y seguramente existen personas que estaban en paro y por eso confiaron en un determinado partido político, y lo apoyaron durante la campaña, con la esperanza de conseguir un puesto en la administración pública. Sin embargo, esos problemas que acarrea el constante cambio de personal podrían evitarse con la institucionalización de cargos, en un proceso en que se tome examen de competencia y se elija a los más eficientes para ocupar dichos puestos.
Los funcionarios públicos además de ser capacitados en las áreas en las que desempeñarán su trabajo, deben conocer sobre las leyes y procedimientos que rigen en cada repartición a su cargo, por lo que deben prepararse con anticipación y rendir una prueba que avale sus conocimientos y destrezas.
Cuando uno de los pocos gobiernos institucionalizó los cargos de la administración pública se tuvo una gestión más eficiente y eficaz, pues el personal sabía lo que hacía y atendía de mejor manera a la población, seguramente tuvieron sus errores, pero fueron menos porque conocían los procedimientos, las leyes y normas que regían en cada entidad.
Con ese proceso de institucionalización además de conseguir que los funcionarios públicos trabajen con eficiencia y eficacia, brinden una mejor atención a la ciudadanía, aquellos que quedaron en sus puestos, sin importar a qué color político apoyaban, permanecieron en sus empleos por bastante tiempo, haciendo que la práctica sea otro punto a favor para la administración de las entidades estatales.
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