El Chiru Chiru, fiel creyente de la Virgen de la Candelaria

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El Chiru Chiru, es la leyenda orureña, que ha trascendido en el tiempo, llegando a constituirse en la narración favorita de muchos que quieren hablar sobre el origen del Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Este famoso relato trata de un hombre cuya cualidad principal no fue la honradez, pero si la solidaridad con los más necesitados. Hace aproximadamente tres siglos atrás, cuando la minería estaba en su auge, la Villa de San Felipe de Austria, hoy Oruro, matizaba el trabajo en las minas con la opulencia de una clase alta que su poder adquisitivo le permitía vivir en medio de lujos, pero diferente era la historia de ese hombre y de muchas personas más que vivían en la periferia, pues la necesidad y escasez era su pan de cada día.

Chiru Chiru le decían por su pelo tosco y alborotado, como una analogía al nido de un pajarillo de color oscuro y de canto armonioso que tenía ese nombre.

Cada noche salía a hacer sus fechorías, no sin antes persignarse y rezarle a la Virgen de la Candelaria, su protectora, para regresar con vida y hacer nuevamente la repartija de lo robado a su gente, los necesitados.

Pero una noche, salió de su cueva a realizar un nuevo robo, pero no todo le salió como había planeado, el hombre que iba a ser la nueva víctima lo apuñaló, muchos dicen que fue en el vientre, otros dicen que fue en el corazón, pero todos coinciden que se desangró y en un muy mal estado, debido a la pérdida de sangre, intentó volver a su guarida.

Vano fue el intento pues a medio camino se desplomó y cayó en desmayo, en un instante volvió en sí y a su lado vio la figura de una mujer quien cubierta con un manto impecable sujetaba en sus brazos a un bebé, nuevamente perdió la conciencia, un rato más tarde volvió a despertar pero esta vez el Chiru Chiru ya estaba en su hogar y a su lado la mujer que le había ayudado, lo cuidó hasta su último respiro.

Tiempo después unos mineros que iban por los parajes del cerro Pie de Gallo, encontraron el cadáver del Chiru Chiru, pero grande fue su asombro cuando encima del lecho del difunto, hallaron la imagen de la Virgen de Candelaria.

Anoticiados todos los mineros de ese descubrimiento nombraron al cerro Pie de Gallo como el socavón de la Virgen, y esa aparición divina fue motivo para que trabajadores de los centros mineros cercanos a la villa, disfrazados de diablos bailen en su honor, hoy conocida como Virgen del Socavón.

Fuente: LA PATRIA