Reactivar la minería e instalar la fundición de zinc

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Cuando los orureños escuchan estos ofrecimientos, reiterativamente expuestos desde la trinchera política gubernamental, el recuerdo de tales iniciativas y el tiempo transcurrido sin que se haya tratado de ejecutarlas, resulta no precisamente un regalo para el Departamento, sino más bien un agravio que duele y preocupa.

El asunto es sencillamente claro, sólo hay que recordar que hace más de un quinquenio, el presidente de entonces, ya de forma reiterada anunció que el gobierno dispondría de un financiamiento superior al medio millón de dólares para encarar la construcción de dos fundiciones de zinc, una en Oruro y la otra en Potosí. Entonces se aseguró que se trataba de un proyecto estratégico para encarar el desarrollo nacional, ampliando y diversificando la industria minera, para recibir una suerte de dividendos y hacer realidad la creación de varios centenares de empleos.

Lo que se manejó en pasado tiempo de promesas, era el precio internacional del zinc, la producción de ese mineral en varios de nuestros distritos mineros y la necesidad de encarar una fuerte inversión para lograr su transformación industrial y satisfacer su demanda en los mercados industriales externos.

El argumento en los hechos y pese al tiempo transcurrido de promesas, no ha variado, la demanda de zinc es cada vez mayor y los países productores cubren esa necesidad, pero a diferencia de nuestras ventas lo hacen con lingotes fundidos, lo que representa una ventaja económica, que podremos alcanzar al concretarse la instalación de la fundición de zinc.

El aniversario de Oruro

Oruro, el 10 de Febrero reciente, celebró 240 años de la revolución que gestaron patriotas de ésta tierra en 1781 buscando libertad y justicia, defendiendo sus recursos naturales, especialmente los mineros que se trasladaban a otros países para enriquecer sus arcas. Tanto tiempo ha transcurrido de esa insurrección de criollos, indígenas y mestizos, en pos de aprovechar su riqueza minera, que en la actualidad, aún estamos pendientes de un regalo gubernamental que pueda hacer realidad la industrialización de nuestro zinc, para beneficiar al desarrollo industrial de la Nación.

Este 10 de Febrero además se anuncia también, el tratamiento del proyecto de litio en el s lar de Coipasa, en la jurisdicción orureña, considerada dicha reserva como una de las más importantes a nivel mundial y que también merece un proceso de industrialización anunciado varias veces por políticos del régimen que nos gobernó más de una década. Se anticipa ahora, con otra figura presidencial, que el salar de Coipasa, será objeto de un proceso productivo para recuperar importante materia prima de alta demanda externa, lo que complementará el proyecto mayor de explotación de litio en Bolivia.

Oruro siempre ha sido reconocido a nivel nacional e internacional, como un distrito minero y su rendimiento en otros años ha servido para alimentar las arcas del Estado. Se han producido cambios en la estrategia minera nacional y encarar un nuevo proyecto implica, cambios sustanciales desde la empresa minera nacional, caso de Comibol, para dar paso a profesionales de la materia que hagan posible concretar varios proyectos de prospección y exploración minera que permitirán abrir nuevas fuentes de explotación minera, con la entrega de más minerales para su exportación, ojala fuese industrializados.

No más promesas

Aunque la temática de nuestro suplemento nos obliga a dedicar nuestra opinión y observaciones al campo minero metalúrgico, no es restrictivo que también tengamos que referirnos a la situación real por la que atraviesa nuestro departamento, que dependiendo en sus mejores tiempos de la extracción de su riqueza mineral, se ha convertido en un “centro comercial” de grandes proporciones, abriendo una corriente salvadora a la economía regional.

Sin embargo la posición de visionarios empresarios, la decisión de importantes sectores laborales y la fe de los orureños en mejores días, exponen con claridad un retorno urgente a la actividad minera, sabiendo de la existencia de importantes reservas en varias de sus provincias, corresponde exigir que se concreten inversiones anunciadas (en muchas oportunidades) y no cumplidas, retrasando la recuperación económica de la región.

Oruro necesita inversiones para desarrollar su riqueza minera, el planteamiento de los entendidos es concreto, si el Gobierno no dispone de los recursos suficientes, deben ser establecidas reglas de juego favorables a inversiones nacionales o externas, que hagan viable el plan añorado de industrializar nuestra minería, especialmente los proyectos estratégicos.

Ya no se puede vivir de promesas, la reactivación minera debe ser una realidad, empezando por limpiar los problemas que todavía persisten entre distritos mineros y la fundición local, para permitir una recuperación real de la producción minera y fortalecer el proyecto de ampliación de nuestra fundición, facilitando su diversificación productiva y ampliando nuestras exportaciones metálicas. Las promesas en este nuestro aniversario deben convertirse en realidad, más allá de ocasionales discursos. Los orureños están pendientes de que se haga justicia con este importante distrito minero.

Fuente: Medios. PM.