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¿Sirven las bibliotecas en la sociedad del conocimiento? - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 31 de enero de 2021

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Revista Dominical

¿Sirven las bibliotecas en la sociedad del conocimiento?

31 ene 2021

Por: Sebastián Lara Delgado

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Recuerdo las tardes-noches cuando acompañaba a mi abuelo a la biblioteca obrera “Rosendo Carrasco” de la Sociedad de Socorros Mutuos de Artesanos, primero el imponente ambiente de altos muebles llenos de libros, el olor peculiar a papel impreso, a madera, el silencio y los susurros, como en un templo del saber.

Por esos años era un lujo de la ciudad, “que no pregunta de dónde viene el hombre, si trae en las manos la crispación dichosa del trabajo”, contar con esta particular biblioteca surgida de las manos callosas de obreros-artesanos ilustrados que soñaron con dejar un legado a la ciudad que los cobijó. Aquella utopía de formar a generaciones venideras y que tengan un futuro mejor al de sus padres, dotarlos de valores como la solidaridad, la ética y dejar ejemplo de la democracia asamblearia, de poder popular, de participación, respeto y compromiso.

Estos pequeños grandes ejemplos han marcado a varias generaciones que lastimosamente no hemos sido capaces de replicar, el ejemplo, sino simplemente vivir de las herencias que penosamente se van diluyendo en prácticas individualistas, competitivas, mañosas y abusivas alejadas de aquellos valores de los abuelos.

Desde entonces las cosas han cambiado mucho. El formidable avance tecnológico ha desembocado en la Sociedad del Conocimiento, que se basa en el aumento de profesionales a nivel global y con ello la necesidad de información especializada, la omnipresencia de internet y su capacidad infoxicadora, como no el advenimiento del Estado Plurinacional y finalmente la pandemia por el Covid-19. Hechos que marcan un cambio de época reflejada en las relaciones sociales, culturales y económicas.

¿Pero que es la sociedad del conocimiento?, señala Santiago Rivero es una sociedad que detecta el valor estratégico del conocimiento dedicando esfuerzo significativo a su creación y a buscar vías de utilizarlo de la forma adecuada en diversas realidades. Elementos mencionados que implica nuevas formas de aprender, comunicar, participar, comunicarse, ver y crear.

¿Se preguntará el lector a qué viene esta ensalada de recuerdos, bibliotecas y sociedad del conocimiento?

Surgen estas líneas de la noticia de que esa biblioteca está a punto de convertirse en otra tienda más, lo que implica un atentado al legado cultural de la “Enamorada del gringo y el gitano”. De otro lado intento explicarme que pinta una biblioteca en la sociedad descrita y si, ¿la biblioteca es por los que van a leer o por los libros que tiene?

Así que primero lo primero. Esa biblioteca de la calle La Plata entre la Sucre y Murguía tiene un alto valor sentipensante personal, ya que es uno de los lugares donde aprendí a apreciar la lectura. Es el vínculo con mi abuelo, Don Trifonio Delgado, que solía decir “te voy a dar un libro de 500 páginas sin un solo dibujito” y que me legó aquella anécdota del jornalero republicano español. Cuando el cacique de turno pretende comprar su fidelidad el aguerrido jornalero le espeta mirándolo a los ojos “en mi hambre mando yo”.

Esos conocimientos se fraguaron entre libros, charlas, asambleas y la ética del apostolado al servicio de la comunidad asociada en la Socorros Mutuos y otras instituciones de la que fue parte. Por ello el dolor indefinible que me provoca, entre esta época que no termina de nacer y aquella que muere, el gesto de convertir la biblioteca en tienda. La bronca me pone en situación de aquel hijo de carpintero en el templo látigo en mano, aunque también sé de buena fuente que la pluma es más poderosa que la espada.

Y qué es aquel “universo que otros llaman biblioteca...” empieza Borges en la Biblioteca de Babel y Gloria Fuentes continua “Una biblioteca es como una segunda casa para las personas que leen libros. En la biblioteca están todos los libros y puedes leerlos gratis. Dentro de una biblioteca se cura la ignorancia, los libros son para la mente como las tiritas para las heridas. Las bibliotecas son tan importantes que tendrían que estar por todas partes, como las farmacias.”

Queda poco más que decir. Igual añadir que esta biblioteca en particular es herencia de las primeras asociaciones de obreros-artesanos que con el tiempo devinieron en sindicatos y no deja de ser un hito local que viene de una organización centenaria que es parte de la cultura orureña.

Así que aventuro la hipótesis de que una biblioteca se va haciendo conforme se hace el Ser.

Ahora, la actualidad me obliga para tratar de entender, ¿qué pinta esa casa llena de libros en una sociedad donde la información ha dejado de ser poder? Considero dos elementos fundamentales: el primero vinculado a los avances de la neurociencia que describe cada día con mayor precisión el cerebro y como se construye el Saber; la segunda vinculada a la mente y el proceso sociocultural donde se constituye el Ser.

Es así que el poder en la sociedad del conocimiento es el manejo especializado de la atención, ejercicio que tengo vinculado a la Biblioteca. Me explico, en la actualidad vivimos un tsunami de información que para convertirla en conocimiento es necesario un esfuerzo complejo que implica el trabajo vinculado al manejo especializado de la atención a nivel declarativo (qué es), procedimental (como hacer) y condicional (cuando aplicar) al tiempo que respondo los Whatsapp, veo Facebook, grabo en TicToc, Twitteo, respondo el Email y Googleo generando Terabytes de información, anulando la posibilidad de construir conocimiento.

De otro lado el Ser ha dejado de tener ejemplos edificantes como referentes. El conocimiento de los abuelos es cosas de viejos y está alejado de lo que supuestamente es importante en la actualidad. Pero estoy en condiciones de desmentir aquello porque mi abuelo que ya no me acompaña, si está en mi biblioteca y me dice…

«Tengo los cuarenta y siete años y soy el mayor de los hijos de esta tercera generación de los Delgado y Gonzales. En la infancia tuve en suerte conocerlos y convivir con mis abuelos maternos y paternos…

Para que todos sepan “quiénes somos, a dónde vamos y de dónde venimos” he propuesto entregarme a esta tarea de evocación, estampando en esta líneas -para mí, tarea difícil por cierto- parte de mi vida que es también parte de nuestra vida familiar...»

Empieza así su libro Memorias del Ayer editado por Plural Editores y como muchos otros libros no está en internet al igual aquellas joyas que atesora la biblioteca que pretenden desmantelar aquellos mercaderes del patrimonio cultural de la Alta Ciudad...

Qochapampa, 28 enero 2021.

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