El verdadero significado de Navidad

Mercados abarrotados de gente, filas en los friales, el vino, la mesa, la comida, los regalos, el árbol y el nacimiento, son detalles que hablan de una fecha muy especial, la Navidad.

Las ciudades se llenan de gente, porque desde el área rural llegan señoras cargadas de sus niños en busca de una chocolatada, un plato de comida y por supuesto juguetes que reparten en las diferentes instituciones después de haber realizado una campaña previa para recolectar fondos para comprarlos o juguetes a medio uso para repartirlos entre los menos favorecidos, porque en ello hallaron el sentido de su Navidad

Otros dicen que se trata de una fiesta para los niños y se afanan en buscar el mejor regalo, por lo general juguetes o golosinas. Para otros es una fiesta familiar, para reunirse con los hermanos, primos, tíos, padres y demás parientes, que quizás olvidan el resto del año, es tiempo de reconciliarse con quienes no se hablan por meses o años.

Puede que muchos de esos detalles apunten hacia el verdadero significado de la Navidad, pero en realidad, esta fecha está presente en nuestras vidas para recordarnos algo mucho más importante, más allá del nacimiento del Niño Jesús, quien con su inocencia y sabiduría cautivaba a grandes y chicos, pero él no se quedó pequeño, sino que creció y cuando llegó a la madurez fue el tiempo más importante por las enseñanzas que dejó.

En primer lugar, debemos recordar que ese niño que luego se hizo hombre vino a traer al mundo la Salvación, que vino por encargo de Dios y era su hijo hecho humano, vino a compartir su divinidad y además de reforzar los 10 mandamientos del Creador, nos trajo un mandamiento por demás importante, el del Amor y dijo “Ama a tu prójimo como a ti mismo, ama, ama incluso a tu enemigo”.

Y ese mandamiento del Amor es el que nos llevará a la Salvación, la fe en la existencia de Cristo es parte de ese resguardo, pero la otra parte son las obras, aquellas que se realicen con amor, uno como el que nos enseñó Jesús, sin condiciones, sin egoísmo, sin ataduras, sin vanidad, con desprendimiento, con libertad, un amor incondicional y que es capaz de gastar la vida por los demás.

La falta de ese amor está llevando al mundo a la destrucción, por eso se ven aberraciones, asesinatos, ira, pánico, desolación, desesperanza, mentiras, engaños, fraudes, matanzas, violencia y, otras emociones y acciones que buscan dañar al prójimo en lugar de amarlo, y lo peor es que aquello que esas personas hacen contra sus hermanos, se lo hacen a sí mismos y ni siquiera se dan cuenta.

Permitamos que Dios renazca en nuestros corazones esta Noche Buena y Navidad, y que el amor incondicional se extienda por toda la Tierra, dejemos que las bendiciones del Altísimo se manifiesten a través de nosotros, de nuestra vida y de nuestras acciones, hagamos de este mundo un lugar mejor para vivir. Felicidades a nuestros lectores.