Bolivia y Chile en la histórica Declaración de Ayacucho

La gloriosa jornada de Ayacucho, en los campos de este nombre, el día 9 de diciembre de 1824, marcó la victoria de las armas patriotas en la guerra de los 15 años, según se conoce a la gesta independentista. Esto fue posible en virtud al esfuerzo ímprobo de los guerrilleros, los Lanza, los Muiba, los Murillo, y no se entendería sin el pretérito aporte de los Katari o los Pazos Kanki.

En esta gesta las ideas, los escritos de nuestros publicistas, cuyo ilustre representante es el sorateño Vicente Pazos Kanki, han sido determinantes ya que las ideas y los escritos han sido, pues, piedra miliar de las grandes empresas de la historia.

Al gran cónclave limeño asistieron dicho altos dignatarios y suscribieron la consiguiente Declaración de Ayacucho, en el siguiente orden: Perú, Bolivia, Panamá, Venezuela, Colombia, Argentina, Ecuador y Chile. Es de notar la presencia de Argentina y Chile, que tuvieron como máximos próceres, a diferencia de los otros Estados, al Gral. San Martín, en el caso de Argentina, y al Gral. Bernardo O’ Higgins, en el caso de Chile. Los otros Estados, como se sabe, coinciden en el culto a sus libertadores Simón Bolívar y Antonio José de Sucre.

La Declaración de Ayacucho, proclamada solemnemente hace cuarenta y seis años, dice a la letra en uno de sus párrafos, según recogemos y citamos de fuente oficial en las páginas 322-323 de la segunda edición del libro “Del Loa al Paposo. Nuestra cuestión con Chile”.

Editorial Nación. Oruro, 2020 (373 páginas), que acaba de publicarse y cuyo autor es quien suscribe este artículo:

“Al reafirmar el compromiso histórico de fortalecer cada vez más la unidad y solidaridad entre nuestros pueblos, prestamos la más amplia comprensión a la situación de mediterraneidad que afecta a Bolivia, situación que debe demandar la consideración más atenta hacia entendimientos constructivos”.

La Declaración incluye la firma del Representante de Chile, Vicealmirante Patricio Carvajal Prado.

Hoy, cuatro décadas y media después, creemos firmemente en la necesidad de rescatar los principios que informaron la Declaración de Ayacucho, que denota un positivo propósito de entendimiento entre estos países hermanos, algo que ciertamente se extraña en este tiempo, algo imperioso para superar todos los problemas de la actualidad, entre los cuales se cuenta, de manera permanente, el de la mediterraneidad de Bolivia.

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