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Con la llegada de la pandemia a Oruro y las medidas restrictivas para evitar su propagación, la economía fue duramente golpeada, pero creció la informalidad y la clandestinidad para la supervivencia.
PRIMERAS MEDIDAS
El “caso cero” de Covid-19 se reportó en marzo y desde el 16 de ese mes, se efectivizó una cuarentena rígida. Una de las primeras medidas fue la restricción de la circulación de transeúntes y/o peatones desde las 15:00 hasta las 05:30 horas del día siguiente.
Se suspendieron los viajes interdepartamentales, transporte público y los comercios que no eran de primera necesidad. Los mercados sólo podían abrir los martes, miércoles y viernes desde las 06:00 hasta las 15:00 horas.
Del 1 al 3 de mayo, se habilitaron mercados con salida por número de cédula de identidad. Del 4 al 10 de ese mes, Oruro ya vivía un encapsulamiento con cierre absoluto de todas las instituciones, empresas y mercados. Muchos ciudadanos cambiaron de rubro y procuraban su venta en la calle.
Los precios se “dispararon” y afectaron los pocos recursos de las familias. Para abril, los productos de primera necesidad ya tenían un costo elevado, la carne de pollo llegó hasta los 37 y 45 bolivianos por kilo, un huevo costaba hasta 1,50 la unidad y no había mucho pan en las tiendas.
Desde marzo, los insumos de bioseguridad subieron de precio, cada barbijo se comercializaba hasta en 5 bolivianos y el alcohol en gel de bolsillo incluso en 18 bolivianos.
INFORMALIDAD
Como las farmacias carecían de algunos medicamentos e insumos de bioseguridad, las calles se llenaron de vendedores ambulantes. Hubo un momento en el que hubo escasez de algunos productos y alimentos, en ese instante se generó bastante agio y especulación.
La informalidad y clandestinidad creció, cuando LA PATRIA realizaba sondeos, muchos respondían “tenemos que comer, el dinero se nos acaba”. Muchas personas tuvieron que cambiar de un trabajo formal por la venta ambulante o en el caso de los jóvenes, por redes sociales.
EMPLEOS FORMALES
Las industrias y empresas trabajaron a la capacidad mínima y todas las instituciones en horario continuo, en algunas temporadas cerraron sus puertas según las determinaciones del Comité de Operaciones de Emergencia Municipal (COEM). Al principio, Oruro fue tomado de ejemplo por la disciplina, sin embargo, con el pasar de los días, los precios subieron y la informalidad creció.
El panorama se tornaba cada vez más preocupante, las medidas restrictivas continuaron y aquellos trabajos formales comenzaron a obligar a sus empleados a tomar vacaciones.
“El sector industrial se ha visto muy afectado, en muchos casos, el personal era bastante reducido y a fin de mantener un determinado nivel de producción se ha registrado una capacidad instalada (radio de producción que determina el máximo rendimiento posible esperable) entre marzo a abril que llegó al 20%, de mayo a julio al 55%, de agosto a septiembre al 75%. Las pequeñas empresas tuvieron incluso que cerrar”, aseguró el representante de la Cámara de Industria en Oruro, José Peñaranda en la edición publicada el 3 de noviembre en LA PATRIA.
LEGALIDAD
A pesar de las instructivas que prohibían los despidos, muchas empresas se vieron obligados a forzar la renuncia de sus trabajadores y recontratarlos con el salario mínimo, otras no pudieron darles ni siquiera ese beneficio.
Luego de algunas semanas resignados por la “nueva normalidad”, se aprobó la normativa para el teletrabajo.
AYUDAS
Ya que muchas familias se quedaron sin alimentos, por la falta de dinero o de ayuda para las compras, comenzaron a visibilizarse las “banderas blancas”, como pedido de ayuda.
Algunos bonos también protagonizaron los titulares, pero en muchos casos no cubrían la canasta básica de todo el tiempo sin trabajar.
La etapa de postconfinamiento comenzó su transición desde el 1 de septiembre en Bolivia, con el antecedente de marchas y protestas de la población que pedía reactivar su sector.
Según los economistas, el efecto de la crisis, para muchos aún se verá en el primer trimestre de 2021. Los profesionales recomiendan que, durante la recuperación paulatina, se vean mecanismos para la generación de empleos.
Fuente: LA PATRIA