Warning: inet_pton(): Unrecognized address in /home/lapatri2/public_html/wp-content/plugins/wordfence/vendor/wordfence/wf-waf/src/lib/utils.php on line 28
Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Un horno crematorio que trabajó al límite de su capacidad - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Un horno crematorio que trabajó al límite de su capacidad
19 dic 2020
Fuente: LA PATRIA
¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...
Oruro estuvo al límite de una tragedia a causa de los efectos del Covid-19 con el fallecimiento de varios ciudadanos que debían ser cremados antes de ser enterrados, esto obligó a que el horno crematorio que se tiene en el Cementerio General trabaje más allá del límite de su capacidad con el temor de que colapse y se tengan dificultades mayores para atender la demanda de la población.
Hasta antes de la pandemia el horno crematorio de Oruro, instalado en el Cementerio General desde el 2014, no atendía a más de 3 o 4 solicitudes al mes, la llegada de la pandemia desnudó algunas falencias del incinerador, además que, exigió al máximo de su capacidad a este equipo.
El 12 de abril tristemente se procedía con la primera incineración de un cuerpo fallecido por Covid-19, en medio de las protestas de los vecinos de la zona que temían contaminación y contagio por los humos que salían del horno, se procedió con este mecanismo instruido por la Organización Mundial de la Salud para el tratamiento de cuerpos que hayan muerto a causa del coronavirus.
Hasta el 30 de mayo se incineraron 11 cuerpos y los responsables del Cementerio General ya hablaban de la falta de un nuevo horno para no tener dificultades. Las autoridades ediles anunciaron la llegada de dos hornos crematorios para paliar esta situación, aspecto que no se cumplió en su debido momento.
Lo que más se temía llegó entre junio y julio, cuando la cantidad de decesos por el virus mortal ascendió de forma súbita, exigiendo que el horno crematorio funcione más allá de su límite, pues la capacidad era para la atención de cuatro a cinco cuerpos por día, pero en algunos casos se llegaba a cremar hasta 10 cuerpos, algo que afectó seriamente a todo el sistema del incinerador.
Por las afueras del camposanto seguían los reclamos airados de los vecinos que temían un contagio masivo del Covid-19 en sus zonas porque todos los días era lidiar con la humareda que ingresaba a sus domicilios, la respuesta del órgano edil era presentar informes de calidad del aire para descartar algún indicio de contagio, pero los hornos comprometidos no llegaban.
La demanda creció a tal punto que se tenía una lista de espera de más de dos semanas, entretanto los familiares tenían que lidiar con el cuerpo de su ser fallecido dentro de su hogar, con el temor del contagio y el dolor por la pérdida; esto generó que algunos busquen otras alternativas como abandonar los cuerpos en zonas alejadas, crear cementerios clandestinos o aprovechar los camposantos de municipios vecinos para enterrar a sus muertos.
A esto se sumó que el horno tuvo que dejar de funcionar por algunos días debido a que se tenía que hacer mantenimiento para que siga funcionando, caso contrario sufriría una avería generando mayor caos.
Incluso la propia alcaldía se vio en figurillas cuando el 27 de julio desaparecieron 30 cadáveres del Hospital Obrero, a la postre se conoció que esto se debía a la saturación de cadáveres y ante la falta de un horno, se tuvo que apelar a una fosa común para su entierro, algo que le trajo más de un dolor de cabeza al alcalde.
Entre agosto y septiembre se tuvo la desescalada de casos, que le dio un respiro al horno crematorio y a todo su personal que trabajó sin descanso y con el gran riesgo de contagio por el contexto de la pandemia, incluso varios de los personeros cayeron bajo el Covid-19 en el Cementerio General, pero el deber de la atención en este difícil momento pudo más.
A finales de agosto la noticia más alentadora era que se perdieron las filas y el honro ya no tenía demanda alguna de cremaciones, salvo uno que otro caso aislado. A la par en estas fechas las autoridades ediles hacían entrega del nuevo horno crematorio con una inversión de 1.144.907 bolivianos, a esto se suma que, a principios de diciembre, fraternos de la Morenada Central Oruro hicieron la entrega de otro horno crematorio, todo esto con el fin de prevenir un nuevo colapso en el supuesto de que se dé una segunda oleada de casos en el país.
En resumen, Oruro se batió con un horno que no estaba en condiciones para afrontar una contingencia como esta, pero que, gracias al esfuerzo de funcionarios del municipio, personeros del Cementerio General supieron atender la demanda aunque con algunas deficiencias, según uno de los últimos reportes de la primera quincena de noviembre, la cantidad de cuerpos incinerados era de 415 personas que fallecieron a causa del Covid-19.
Fuente: LA PATRIA
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.