Un episodio trágico para los sobrevivientes del Covid-19

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La llegada de la pandemia por el Covid-19 a Bolivia y principalmente a Oruro, desnudó muchas falencias en el área de salud. Durante el pico más alto de la enfermedad, los pacientes y familiares literalmente suplicaban por atención y una cama en el hospital.

COLAPSO

Para medio año de 2020, la totalidad de los nosocomios se encontraban colapsados, ni el personal de salud ni los de primera respuesta abastecieron para salvar vidas, tanto así, que muchos murieron antes de saber que estaban infectados por coronavirus.

SIN ATENCIÓN

Para julio, el colapso llegó con mayor fuerza, al punto de no tener atención o espacio ni siquiera para el personal de salud o manual de los hospitales y centros de salud.

El noveno día de ese mes, los trabajadores en salud pública realizaron una de las muchas movilizaciones en demanda de atención, insumos de bioseguridad y garantías laborales.

HOSPITAL OBRERO

A pesar de las buenas intenciones, no se pudo realizar esta acción. Gran parte de los afiliados a la CNS, eran pacientes de Huanuni y su peregrinaje tuvo que continuar.

CADÁVERES

Para el 22 de julio, los familiares de fallecidos presuntamente por Covid-19, reclamaban en puertas del Cementerio General. El horno crematorio había sufrido un desperfecto ocasionando una larga lista de espera, este hecho derivó a otros problemas.

“Cuando fallece una persona con Covid-19, el familiar no quiere hacerse responsable del traslado del cuerpo, el entierro cristiano o la cremación como indica el protocolo, entonces debemos actuar. Tenemos una persona que llama a los familiares y pide que se recoja, estos cuerpos están con dos bolsas mortuorias, por lo que la probabilidad de contagio no sería posible”, argumentó entonces el jefe médico, Gonzalo Arequipa.

Entre tanto los familiares realizaron protestas negando las versiones emitidas por personal de la CNS.

FOSA COMÚN

Luego de muchas vigilias, los familiares confirmaron que los cadáveres fueron enterrados en una fosa común. Las autoridades del Gobierno Autónomo Municipal de Oruro (GAMO) y CNS aseguraron que el entierro se realizó cuidando los protocolos de bioseguridad.

El 25 de agosto en la tarde, los carros fúnebres llegaron hasta la zona Oeste de la ciudad, donde se instaló el “Cementerio Covid”. Cerca del anochecer, los familiares atestiguaban el inicio de los trabajos de exhumación.

FALTA DE OXÍGENO

En medio de estas peticiones y movilizaciones, otras se gestaban en las carreteras. A principios de agosto, un grupo de personas había iniciado bloqueos, en demanda de elecciones presidenciales.

Luego de varias jornadas de obstrucción de caminos, los medicamentos y principalmente el oxígeno en los hospitales se acabó. Para sobrellevar la situación, algunos tanques llegaron por aire hasta Oruro.

Muchos culparon a los manifestantes por la muerte de sus familiares, ya que argumentaron que la falta de oxígeno medicinal acabó con sus vidas.

A mediados de octubre la curva epidemiológica comenzó a descender, los hospitales ya tenían un espacio y los precios de insumos de bioseguridad eran accesibles.

Fuente: LA PATRIA