Democracia a medias

Nos encontramos en la etapa final rumbo a las elecciones subnacionales del 7 de marzo del próximo año, cuando se elegirá a líderes departamentales, regionales y municipales con el objeto de renovar autoridades como gobernadores de los nueve departamentos y alcaldes de los 337 municipios del país.

Lo interesante de este proceso es la forma de elección de los candidatos que pugnarán en dicha contienda, donde se elige al candidato que impone el “jefe”, o a aquel que grita más, sin importar si reúne los méritos necesarios o, por lo menos, es del consenso de la población a la que pretende representar.

Esto hace que, personas sin el más mínimo conocimiento de las leyes y normas que rigen en el país, tampoco de las necesidades más apremiantes de la población, asuman la dirección de instituciones importantes para el desarrollo local y departamental, manejándolas más con criterio político que administrativo, sin objetivos claros, como priorizar el desarrollo humano y el crecimiento económico de la región.

Esto da como resultado instituciones ineficientes, ineficaces, incapaces de atender las principales necesidades de la población, entidades que se han convertido en un botín de guerra para los militantes del partido ganador, una fuente de ingreso seguro por el tiempo que dure la gestión, si es que alcanza a completarla, porque lo más seguro es que, en vez de unirse y buscar el bien común, lo único que harán los perdidosos, será poner zancadillas y trabas a la autoridad electa por el voto popular, aunque las medidas que éste tome vayan en bien de la comunidad.

Necesitamos gente preparada, sería bueno que todos los candidatos se sometan a un examen de conocimientos, el pueblo tiene derecho a elegir autoridades competentes, con vocación de servicio y no de lucro personal, necesitamos un norte al cual dirigirnos, y no navegar a la deriva, como estamos hasta el día de hoy.

Como departamento, como ciudad, no tenemos un plan a largo plazo, no aspiramos a nada, nos hemos conformado con la situación en la que vivimos, no somos ni departamento minero, ni industrial, hasta en el ámbito comercial, nos hemos rezagado respecto a otros departamentos, no hay obras de impacto, que movilicen la economía, generen empleo y, por ende, crecimiento y bienestar, nos contentamos con arreglar las calles y construir aceras, nada más, pero estos “parches” no nos llevarán por la senda del desarrollo.