Jueves 03 de diciembre de 2020
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Sí. Los hechos son los hechos y no pueden cambiarse, pero sus interpretaciones son diversas.
Para demostrarlo, no tenemos más que poner a dos personas en un cuarto y pintar un controvertido número en medio de ellas. Para uno de ellos, esa cifra será el 6 pero, para el otro, ubicado en el punto diametralmente opuesto, será un 9. ¿Quién tiene la razón? Ambos. Cada uno está viendo el número con un significado distinto. Los dos son honestos. Ninguno está mintiendo. Hay un hecho que está por encima de la verdad de ambos: en el medio está un número.
Esta misma lógica se puede aplicar a los hechos violentos de octubre/noviembre de 2019 en los que se usó armas de fuego, causando la muerte de personas y heridas en varias de ellas.
Veamos hechos innegables: hubo muertos en Senkata y Sacaba. Queda por determinar quiénes fueron los responsables. Siguiendo el simplismo, y la conveniencia política, se aplicará la regla de la Máxima Autoridad Ejecutiva (MAE) y se acusará a la cabeza del sector, la persona que, en ese momento, cumplía las funciones de ministro de Gobierno. Pero, además, se dirá que por encima del ministro estaba la presidenta del Estado, con rango de capitán general de las Fuerzas Armadas, así que también se la involucrará en el asunto. Tal como se están manejando las cosas, veo improbable que la investigación determine quiénes dispararon, y por órdenes de quién.