La burla del ministro

En muchos países del mundo, la profesión del periodismo es respetada, tanto por la ciudadanía como por autoridades gubernamentales o no gubernamentales. Hubo un tiempo en que se llamaba a la prensa el cuarto poder, porque a partir de los medios de comunicación se tumbaba gobiernos o se encumbraba a personajes, como en el pasado hicieron en Bolivia con Evo Morales.

Sin embargo, como algunas de las instituciones de la sociedad boliviana, el periodismo fue perdiendo credibilidad, fuerza y poder, porque los gobernantes del pasado reciente se encargaron de desprestigiar a periodistas haciendo cosas que luego negaban haber hecho, o haciendo declaraciones que luego desmentían.

Muchas veces el mandatario que llegó al poder gracias a la prensa que se le daba, a que se le abrían micrófonos y se le daba cámaras, se burló de los periodistas como respuesta a las preguntas incómodas que le hacían.

Una de las profesiones peor pagadas es la de los periodistas, ya que los medios de información viven de la publicidad, que es retaceada por dos factores, por un lado, los políticos que llegan a gobernar mantienen a raya a los periodistas quitándoles la propaganda gubernamental o creando leyes que les perjudique y les vaya mermando los recursos económicos. Otro de los factores es que hoy por hoy, las casas comerciales prefieren

destinar su presupuesto a los medios digitales que llegan a un público mayor que los medios tradicionales.

Algunos periodistas también hicieron su parte, denigrando la profesión, ya que aceptan sobornos, regalos o publicidad a cambio de decir lo que les dictan o callar cuando se lo prohíben, por temor a quedar sin una entrada económica o por preservar la vida, ya que muchos también reciben amenazas.

Asimismo, los periodistas deben estudiar y leer mucho para no dejarse dominar o insultar con políticos que no quieren que sus errores salgan a la luz, que no se investigue los malos manejos que hacen, porque desde ningún punto de vista les conviene.

Asimismo, hombres y mujeres de prensa deben mostrar su capacidad y prepararse para que no se les trate como a la quinta rueda del coche, se debe recuperar la dignidad de los periodistas, que en su mayoría cumplen un verdadero apostolado y su compromiso es con la verdad, la libertad y la democracia.

De todos modos, el hecho de tener una investidura de ministro o de otra autoridad, no le da derecho a nadie, de burlarse de los ciudadanos, sean profesionales o no, porque deben primar las relaciones de respeto y empatía entre coterráneos, todos somos seres humanos con los mismos derechos y deberes, pues al convertirse en autoridades esas personas están al servicio de la población y no al revés.

Así como se exige respeto a la investidura de las autoridades, éstas también deben hacer lo mismo con los ciudadanos de a pie, porque como reza el dicho “respetos guardan respetos”.