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Lunes 23 de noviembre de 2020

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Editorial y opiniones

Normalidad

23 nov 2020

Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)

En los diálogos y conversaciones rutinarias, que ahora, por la pandemia, son reducidos, se aborda recurrentemente el tema del retorno a la normalidad, empero, esa añoranza debe asumirse con un intenso y legítimo deseo de cambio.

Personalmente no quiero retornar a la normalidad de la persistencia en la diferencia de los grupos sociales que no es bueno para la justicia, a la pasividad con la explotación demencial de la naturaleza, a la negligencia de las potencias que deciden por nosotros y no encaran con decisión la preservación del medio ambiente; menos retornar a la normalidad de la discriminación, a la indiferencia con los oprimidos y olvidados, a los miles de niños que mueren de hambre, a la explotación de aquéllos en trabajos insalubres y peligrosos; a la rémora en la igualdad plena de la mujer.

Hoy, la situación de los humanos exige un Humanismo acorde a las necesidades de los pueblos, en este sentido significa pasar rápidamente a una mentalidad revolucionaria y permanente y se entiende como un Humanismo exento de problemas y enredos caóticos, desechando las soluciones nihilistas

menos ilusionistas.

La conclusión de todo este esfuerzo organizativo que denotan las luchas sociales con principios legítimos e incontrastables de igualdad y equidad, es evitar que el individualismo nos elimine del valiosísimo concierto social.

¿Qué acciones pueden dinamizar un humanismo moderno? Fundamentalmente la actividad transformadora por la cual cada persona se humaniza en su práctica cotidiana en cualquier expresión y, a su vez, denota que los humanos estamos dispuestos a modificar las prescripciones históricas o la realidad preexistente.

De la misma forma esta actividad transformadora extirpará al actual universo atiborrado de humillaciones para con la clase trabajadora.

¿Qué aditamento valioso puede utilizarse además para acelerar esta transformación? Para no mercantilizar el alma se debe tender imperativamente a emancipar a la Filosofía pues se convertirá asaz en un mecanismo intelectual de emancipación; hoy no sólo existe la pandemia causada por el virus sino en aquella que subyace en la pandemia belicista y los filósofos han de asumir su trabajo con responsabilidades renovadas y acciones directas.

Ya lo decía Platón: “que hasta la música es una forma de la filosofía” para fortalecer la intensa influencia de cambio transformador que asegura la Filosofía en todos los campos sin atisbos de barruntos y entresijos.

La política de igualdad y equidad para todos los pueblos se entrona con la ayuda de la filosofía que induce al éxtasis de nuestro mejor pensamiento, favorece la catarsis en los políticos que no se desembarazan de sus perniciosas costumbres para que puedan realizar su trabajo como servidores públicos con la práctica de la ascesis.

(*) Es abogado, posgrados en Filosofía y Ciencia Política (Maestría-CIDE-UMSA) Alta gerencia para abogados (UCB-Harvard), Arbitraje Conciliación (Especialidad), Interculturalidad y Educación Superior (Facultad de posgrado de la facultad de Derecho UMSA), Derecho Aeronáutico seis seminarios en diferentes partes del mundo, por el Instituto de Derecho Aeronáutico, Madrid, Docencia en Educación Superior (Diplomado Superior, Universidad Loyola) doctor honoris causa en Humanidades (IWA- Cambridge University, USA)

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