Domingo 22 de noviembre de 2020
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La desobediencia a cumplir con las medidas preventivas contra el coronavirus nos permite a no pasar inadvertido el conmovedor presagio de que la vida pende de un hilo, dicho por un galeno al mostrar su preocupación porque la situación se torna difícil.
Informes internacionales dan cuenta de que el mal es casi ya reversible siendo urgente tomar las providencias del caso especialmente en naciones donde se dan rienda suelta a jolgorios que agrupan a mucha gente.
Se estima que la pandemia perdure por muchos años por lo que organismos estatales no descansan en adoptar reglas como el toque de queda a fin de que la población esté libre de cualquier contingencia que altere la resistencia del cuerpo humano.
Ese ejemplo tiene que cundir en nuestro medio ya que el desacato a los protocolos de bioseguridad es también llamativo lo cual nos pone en trance delicado al aumentar el número de víctimas de una dañosa sensación indefinida que altera lo moral y espiritual de toda una colectividad.
Es preciso tener la perseverancia de ánimo en cumplir todo lo que significa evitar la enfermedad en el entendido de que sólo de nosotros depende el salir de la encrucijada sanitaria.