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Domingo 22 de noviembre de 2020

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Revista Dominical

Falleció en noviembre de 2000

Dos décadas sin el padre Massignani

22 nov 2020

Por: Edson López Aquino

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Pese a que ya pasaron veinte años de aquel 20 de noviembre de 2000, la figura de Alfonso Massignani Ballico, aún permanece en la memoria de la orureñidad, por el trabajo que realizó en pos del Santuario del Socavón, del Carnaval de Oruro y de las obras sociales en toda nuestra capital.

La mañana de aquel día 20, las campanas del Santuario del Socavón, anunciaban una triste noticia, el Padre Alfonso había partido al encuentro del Señor, después de haber estado en Oruro desde 1983. Sus hermanos Siervos de María ya habían notado desde hace meses atrás el deterioro de la salud de Alfonso, aquejado principalmente por el párkinson.

Fray Alfonso María Massignani nació en Malo-Vicenza (Italia) el 19 de agosto de 1921. Sus padres fueron Carolina y Eugenio y desde su adolescencia europea, vivida entre las dos guerras mundiales, decide hacerse Siervo de María en el Instituto Misiones de aquella Orden religiosa, iniciando su noviciado en 1939 y ordenado sacerdote el 20 de abril de 1946.

De Italia, parte a México en 1950. Encontrándose con una sociedad latinoamericana distinta a la de su tierra, con otras luchas, con otras aspiraciones, con una sociedad en busca de su propia identidad. Se queda siete años en el país azteca siendo párroco de Chihuahua y el Distrito Federal. En estos siete años, Massignani es creador y conductor del Instituto de Artes y Oficios “Pedro Benavides”.

En 1957 es trasladado al Vicariato Apostólico de Aysén (Sur de Chile), donde fue Profesor de Filosofía en una escuela de gobierno, luego Rector del Liceo San Felipe Benicio, Director-Gerente de Radio Aysén, Director y Fundador de Radio Santa María de Coyhaique, y Presidente del Colegio regional de Periodistas.

En 1983, Alfonso sería destinado a una ciudad pequeña en el altiplano boliviano, una ciudad minera y a un pequeño templo, Oruro y su pequeño Santuario del Socavón.

Al pisar suelo orureño, Alfonso quedó impactado por la cotidianidad de los habitantes. En primer lugar, por la existencia de un buen número de familias en extrema pobreza y en segundo lugar, porque en esta pequeña urbe, se desarrollaba una de las expresiones religioso-culturales más auténticas jamás vista. Estamos hablando del Carnaval de Oruro.

Con el apoyo de la comunidad religiosa de los Siervos de María; que desde 1950 ya estaban como custodios del Santuario del Socavón; Massignani tomó la batuta de una titánica obra, como es la Ampliación del Santuario del Socavón hacia sus cuatro puntos cardinales, dejando de ser el pequeño templo en forma de cruz latina, para convertirse en el centro de la peregrinación de Oruro.

Massignani vio con gran preocupación el crecimiento que tenía la Entrada del Carnaval y que el pequeño templo se estaba convirtiendo en un espacio pequeño para recibir a los danzarines. Así que decidió junto son sus hermanos frailes, la creación de un Comité pro Ampliación del Santuario para encarar esta obra, reuniendo a personalidades para tal cometido. Las obras de Ampliación empezaron en la segunda mitad de los años 80 y duró alrededor de 10 años con todos los trabajos terminados, incluyendo el actual altar de la Virgen, la restauración de la imagen para mostrarla en su aspecto original, las naves este y oeste, el velero del lado norte y la apertura del Museo Minero.

Además, construyó el Centro Mariano, una edificación contigua al Santuario que sirve como centro de reuniones, conversatorios, actividades culturales y hospedería.

Massignani fue constante. No se detuvo pese a las críticas que le surgieron. No sólo recaudó dinero y mano de obra en Oruro, el Padre Alfonso viajaba a su natal Italia y se llevaba trajes del Carnaval. Con esos trajes típicos vestía a sus sobrinos para ponerlos en las misas y poder recaudar donaciones para las grandes obras que se tenía en pie. De hecho, en la actualidad existen bancas del Santuario que llevan placas cuyos nombres pertenecen a familias de Italia.

Logró dar impulso al Comedor Popular, la remodelación del Colegio Nuestra Señora del Socavón, promovió el Centro de Salud que hoy lleva su nombre, construyó la Casa de Retiros para el clero local en Iroco, además de crear un “padrinazgo” entre familias de Oruro y de Italia, que mandaban dinero del viejo mundo para aquellas familias que no tenían recursos económicos en nuestra ciudad.

Fue Rector del Santuario del Socavón y Vicario de la Diócesis, animador del folklore regional e impulsó el Carnaval de Oruro como muestra auténtica de devoción. Para Alfonso el Carnaval de Oruro era una gran liturgia cristiana, auténtica y llena de cultura en honor de la Patrona del Socavón. No había fechas que emocionaran más al Padre Alfonso Massignani, que las fechas del Carnaval.

En su trabajo cultural, se apoyó en grandes investigaciones y personalidades de la región, como Josermo Murillo, Augusto Beltrán Heredia, Elías Delgado Morales, Zoila Mejía, Ezequiel y José “Jach´a” Flores, Nelly Vásquez de Blacut, Elsa Dorado de Revilla, Estanislao Aquino, entre otros.

En sus largas investigaciones académicas logró importantes artículos históricos, una poesía a la Virgen del Socavón que ahora es una canción llamada “Mira a tu Pueblo” y el libro “Historia del Santuario del Socavón”, publicado después de su muerte.

Un dato poco conocido de Alfonso Massignani es que siempre reconoció al Santuario del Socavón como un lugar de peregrinaje exclusivo del sector campesino del Departamento, Sus escritos siempre mostraron una valoración de las sabidurías indígenas, por eso tuvo acercamientos a comunidades en la Anata Andina, el publicar los almanaques con efemérides cívicas de cada comunidad rural y de saludar a cada autoridad originaria que solicitaba algún servicio en el Santuario.

17 años logró de servicio a la Virgen que tanto amó. Sus funerales fueron presididos por su entrañable amigo el Obispo de entonces Braulio Sáez, algunos curas del clero local, autoridades departamentales y el pueblo en general. Sus restos fueron llevados por sus hermanos Siervos de María a los pies de la venerada imagen de la Mamita C’antila y posteriormente a la Cripta del Santuario, cortejo acompañado por las melodías del canto de la Salve.

Hoy su tumba sigue siendo visitada por las personas que lo recuerdan y que han sido inspiradas por el ejemplo de servicio de este personaje de la orureñidad. La ciudad entera ha reconocido la labor de Massignani con un monumento en su nombre ubicado debajo de la torre del Santuario.

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