El millonario negocio llamado Carmelo

Carmelo, un anciano longevo muy pobre, que vivía en los yungas de La Paz, fue quien inspiró el nombre de un subsidio para los ancianos del país, el cual se convirtió en un millonario negocio para una empresa que mantuvo el monopolio por unos siete años aproximadamente.

El hecho de haber mantenido el monopolio del subsidio Carmelo, además del denominado Nutribebé, hizo que se convierta en un millonario negocio para Sigma Corp., porque cobraron por cada unidad un sobreprecio que representó el gasto innecesario para el país por 133 millones de bolivianos, entre 2015 y 2018, que se podía haber ahorrado y significan un monto suficiente como para comprar 477 respiradores de terapia intensiva.

No obstante, a pesar del gran negocio que representó para la empresa Sigma, el Estado perdió mucho más que ese dinero, porque en diferentes municipios se hizo la compra del suplemento alimenticio que no se entregó en la medida de la producción, es decir, se reportaron problemas de distribución y se reportó que entre 2015 y 2019 quedó un acumulado de 1,5 millones de unidades que no llegaron a los beneficiarios, equivalentes a unos 81 millones de bolivianos.

En julio de 2019 se destruyeron unas 100 toneladas de los suplementos Carmelo y Nutribebé, sólo en Cochabamba, porque habían vencido. Y en el municipio de Caracollo, Oruro, en la alcaldía se hizo figurar el dinero como ejecutado en la compra del Carmelo, pero los beneficiarios nunca recibieron el producto, ni estaba en los almacenes.

Hubo otras denuncias de que el suplemento no llegaba a los adultos mayores, porque algunos alcaldes no cumplieron con la dotación el alimento. Por otra parte, se reportó que en algunos casos los ancianos presentaban males digestivos cuando consumían el Carmelo, por lo que se pidió que los 54 bolivianos que costaba la bolsa pasen a la pensión mensual de vejez, pero no fueron escuchados.

Otro problema que se detectó con el Carmelo es que dañaba la salud de las personas que padecían de males cardiacos, así que el suplemento tampoco era de distribución universal, pero en las alcaldías se hacían las solicitudes del mismo.

Todos esos datos fueron aportados por un reportaje realizado por el periodista Daniel Rivera para El País de Tarija, pero destapa un caso de corrupción muy grande, al que las exautoridades de Bolivia no le dieron la suficiente importancia, quizás porque ellas mismas participaron del millonario negocio.