Domingo 11 de octubre de 2020

La mayoría de las veintiuna grandes culturas enumeradas por Arnold Toynbee poseyeron una capital. Fueron capitales en las que se concentraron todas las fuerzas políticas, intelectuales, económicas y religiosas de los grandes imperios. (...) En estos centros, la ciencia y la literatura tienen que agradecer su florecimiento al interés crítico de todos por todo. El refinamiento del estilo de vida, al que también contribuyeron las artes plásticas, nació de la rivalidad de élites, así como de la competencia de éstas en sus ofrendas a la divinidad. (...) Esta tesis se puede formular y demostrar también desde el punto de vista opuesto. Mientras que en una estructura estatal hubo varios o tal vez incluso numerosos centros culturales, el país en cuestión no tuvo capital. Así ocurrió en el Sacro Imperio Romano y en Italia hasta bien entrado el siglo XIX. Hasta fines del siglo XII, París y Londres no fueron capitales o empezaron a desarrollarse como tales entonces. Las culturas monástica y catedralicia de los dos estados respectivos se
desarrollaron independientemente de ellas.
Fuente: Wolfgang Braunfels en: Urbanismo occidental.