De robos, violencia y otras cosas

Como si Bolivia no tuviera suficientes problemas, existen personas sin escrúpulos que deciden robar, quizás para llenar sus bolsillos y vivir bien, pero a costa del resto de los ciudadanos, pues los recursos naturales no son de un presidente o de una compañía, son de toda la población boliviana.

Al parecer el país fue como el cangrejo, hacia atrás, porque en lugar de evolucionar y mejorar la calidad de personas, ahora se puede ver a gente que está dispuesta a conseguir lo que quiere con violencia, ya surgió la amenaza de cierto sector político, que advirtió que si gana otro candidato y no el de su partido seguramente será por fraude y tomarán las calles para convulsionar nuevamente al Estado.

Sin ir lejos, personas inescrupulosas ocultaban diésel en cisternas abandonadas, quien sabe con qué finalidad, pero seguramente obtendrían una jugosa ganancia de la actividad ilícita.

Si bien no salimos mejores luego de la cuarentena, aún estamos a tiempo de enmendar conductas, para guiar con el ejemplo a los más jóvenes, para que de una vez por todas cambiemos el libreto y comencemos a llevar a Bolivia por el camino del progreso, de la ética y la moral.

Luego del hallazgo de al menos 15 mil litros de diésel escondidos en unos vagones, detrás de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, YPFB, en Oruro, aún se investiga el destino que debía tener el carburante, y una vez incautado el mismo, habrá que ver qué se hará con él, la mejor manera de mantener la credibilidad en las autoridades es que públicamente muestren el destino del combustible una vez cerradas las pesquisas.

Por otra parte, en cuanto al ámbito político, si los candidatos quieren realmente llegar a la silla presidencial, deben demostrar probidad, ética, honestidad, además templanza, armonía y diálogo, en lugar de insultos y descalificaciones, bajar al pueblo, tomando de cuando en cuando el transporte público, ir a los mercados, mezclarse con la gente común, para saber sus necesidades y que presenten ofertas electorales que respondan a esas preocupaciones de la ciudadanía y no así promesas que olvidarán una vez que lleguen al poder.

Asimismo, el Ministerio de Educación tendrá una ardua tarea mejorando la enseñanza en los centros educativos, principalmente en los colegios, entre los más pequeños, puesto que de lo que se haga en el presente depende nuestro futuro como país y como individuos, a los adultos nos toca la tarea de enmendar nuestros errores y comprometernos con nosotros mismos para mejorar como personas.