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Pandemia,“modus vivendi”, “habitus” y educación - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 27 de septiembre de 2020

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Revista Dominical

Pandemia,“modus vivendi”, “habitus” y educación

27 sep 2020

Fuente: Por: Walter Choque Clavijo

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entero, sin excepciones, se caracterizan por una existencia dinámica, comprendiendo, de manera permanente, cambios y transformaciones que caracterizan la vida al cual se circunscriben. Los fenómenos que ocurren en el aspecto social, cultural, económico, político, científico, tecnológico; pero también en el entorno natural, ocasionan cambios y transformaciones en el “modus vivendi” y el “habitus” del hombre, en su dimensión personal, familiar, comunitario y obviamente en sus interacciones con el entorno natural.

El “modus vivendi”, expresión empleada para referirse, en su significado elemental, a formas o modos de vida y en algunos casos para aludir inclusive a actividades cotidianas desarrolladas por el hombre(la caza, la pesca, la minería, agricultura, etc.) y el “habitus”, definido por Pierre Bordieu (1995) como: “…esquemas de pensar, sentir y obrar asociados a la posición social…” y obviamente, relacionados a los diferentes aspectos que se manifiestan en la sociedad: cultura, educación, economía, política, ciencia, tecnología, la medicina-salud, etc.; se constituyen en dos componentes fundamentales de la presencia social del ser humano, que con el transcurrir del tiempo sufren transformaciones significativos. Hoy en día, precisamente eso es lo que el hombre y la sociedad va viviendo, en lo particular las transformaciones sociales, consecuencia de la pandemia ocasionada por el Covid-19.

Acudiendo a una revisión somera sobre las pandemias que ocurrieron en el último siglo, se tiene a la Gripe española (1918-1919), Gripe asiática (1957-1958), Gripe de Hong Kong (1968-1970), VIH/SIDA (desde 1981 a nuestros días); también se puede recordar a las epidemias más conocidas del siglo XXI: SARS (2002-2003), gripe aviar (2003-2004), ébola en África occidental (2013-2016), la gripe AH1N1; sumándose a todas estas el denominado coronavirus, que si todas en su momento tuvieron efectos negativos para el hombre, pues sin duda alguna, esta última está siendo muy catastrófica.

En el orbe entero, la humanidad no había sufrido una hecho tan nefasto como la pandemia que se está viviendo, que de hecho obliga o hace imprescindible que el hombre y por lo tanto las sociedades, para hacer frente a la desgracia vigente, modifiquen, transformen sus formas de vivir, de pensar, de sentir y actuar, que les permita sobrellevar, enfrentar, minimizar y buscar eliminar las consecuencias de este mal. Expandida por gran parte del mundo, la pandemia del coronavirus, cada vez suma más víctimas (casos contagiados y personas fallecidas). Sus consecuencias han extrapolado, principalmente, el ámbito de la medicina-salud, de la educación-escolar y por supuesto provocando transformaciones en el “modus vivendi” y el “habitus”.

Entonces, para preparar a las personas (niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultas, inclusive, adultas mayores) ante las transformaciones que va ocurriendo en las sociedades, sin duda alguna se encuentra la educación, un aspecto social que debe ser asumida como una primera alternativa para hacer que las personas, puedan desarrollar actitudes y prácticas cotidianas que permitan enfrentar al mal del Covid-19. Por lo tanto no será exagerado definir a la educación como arma útil para combatir contra el mal que ya afectó casi a todas sociedades del mundo. Si el principal objetivo de la educación es el desarrollo integral de la persona, para una vida mejor y plena, entonces sus efectos se trasuntarán en el “habitus” que permitirá un óptimo “modus vivendi”, por ello es que las instituciones políticas, edilicias, educativas, sociales, culturales, militares, policiales, etc.; autoridades gobernantes, maestros, maestras, padres y madres de familia, deben centrar su atención y apoyo a la educación.

Sin embargo, hoy en día, la educación formal en Bolivia, referido a la Educación Regular (Educación Inicial, Educación Primaria y Educación Secundaria), ha sido afectada por la pandemia y consecuencia de ello clausurada, restándole la importancia pero además no pudiéndola emplearla como una opción para poder aportar a la formación de actitudes y al desarrollo de prácticas, que permitan contrarrestar los efectos, principalmente, en niñas, niños y adolescentes que son parte de las unidades educativas.

Siendo el objetivo principal de la educación, según la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (Artículo 80) y la Ley Educativa “Avelino Siñani – Elizardo Pérez” (Artículo 5), la formación integral de las personas y el fortalecimiento de la conciencia social crítica en la vida y para la vida, entonces será acertado deducir, entre otras apreciaciones, que la Educación Escolar en los niveles Inicial, Primaria y Secundaria, debe permitir desarrollar las capacidades, cualidades y potencialidades, en los y las estudiantes, trasuntados en las dimensiones del ser, saber, hacer y decidir; permitiéndoles superar a las inclemencias que suscitan en la vida. Pero como ya se indicó, ello no podrá ocurrir plenamente, por la clausura de la gestión educativa escolar. Sin embargo se debe apelar a otras opciones o alternativas que permitan coadyuvar al desarrollo integral de niños, niñas y adolescentes.

Cuando se hace referencia a otras opciones o alternativas, es necesario una mirada más amplia a los espacios o contextos donde ocurre la formación de las personas en edad escolar; para ello es importante delimitar esos espacios como comunidad y relacionado con el desarrollo integral se tiene: la “Comunidad escolar” y la “Comunidad educativa”. La primera expresión empleada para referirse a quienes están directamente involucrados en el ámbito de la educación escolar: alumnos, docentes, directivos, padres de familia y la segunda que consiste en un concepto más abarcativo que incluye a quienes tienen relación con la educación en sentido amplio, no restringida al sistema escolar: la familia, los medios de información y comunicación, los Gobiernos Autónomos Municipales, instituciones militares-castrenses, policiales, culturales, deportivas, religiosas, etc.; obviamente comprendido también estará la comunidad escolar. Cuando la educación en la comunidad escolar se encuentra con limitaciones extremas, la opción será entonces acudir a la comunidad educativa, donde las instituciones y/o instancias que comprende deben desarrollar acciones que permitan esa formación integral, referido ya en líneas precedentes, por supuesto que para ello las instituciones educativas escolares deberán sumarse a dichas acciones educativas, a pesar de la limitación que tienen por la clausura del año escolar, porque de lo contrario ¿Quién o quiénes tendrían que apoyar, a niños, niñas y adolescentes, para vivir las transformaciones en los “modus vivendi” y los “habitus”, exigidos por la pandemia del covid-19?, pero también se debe tomar en cuenta ¿Cuáles deben ser los roles y/o las acciones inmediatas y mediatas, que la comunidad educativa debe asumir?, por supuesto que ello significa aceptar retos posiblemente nunca antes vividos, dónde maestros y maestras, por su rol y compromiso de servicio a las sociedades, se constituyen en sujetos determinantes para el accionar de las comunidades educativas en pos de la formación integral de sus estudiantes. Para este cometido, la comunidad educativa, deberá tomar en cuenta las dos manifestaciones sociales.

El “modus vivendi” que a diario se manifiesta, por cuestión de la pandemia, consistente en interacciones y transformaciones en ciertas prácticas sociales, donde ya no se perciben el abrazo, el saludo con contacto de manos, el beso en la mejilla, etc., donde ocurren prácticas enfáticas de higiene, tanto en espacios familiares como en público-laborales, inclusive utilizando soluciones de sustancias químicas, etc., en las prácticas gastronómicas caracterizada por el consumo frecuente y priorizado de algunos productos de la naturaleza; en el cuidado de la salud corporal acudiendo a remedios farmacéuticos y naturales que en otrora no eran consumidas con frecuencia y hasta en las formas de vestir donde es ya habitual el uso de barbijos, mascarás faciales, gorros, trajes, guantes de látex, gafas o lentes, etc.

El “habitus”, que al comprender el pensar, sentir y el hacer (conocimientos, actitudes y aptitudes), se constituye en una cuestión importante y determinante en la formación integral de la población infantil y adolescente, que debe ser tomado en cuenta por la comunidad educativa. Por cierto, los componentes del “habitus” guardan estrecha relación con las dimensiones de la formación integral que se buscan en la educación escolar actual (Ser-sentir, Saber-pensar, Hacer-hacer). Por la pandemia han surgido y de seguro aún surgen, formas diferentes de pensar a las que existían, en este caso en las y los estudiantes, sentimientos que en algunos casos afectan anímica y sicológicamente y por supuesto se practican también acciones que habían sido poco imaginadas, por ejemplo el que tengan que desarrollar clases por medios virtuales, rendir evaluaciones por herramientas digitales, el emplear los teléfonos móviles para interactuar con maestros y maestras para el desarrollo de conocimientos.

Entonces, en definitiva, la educación escolar de las y los estudiantes no puede concluir, a pesar de haber sido afectada. La formación integral de niñas, niños y adolescente debe continuar, el desarrollo de sus conocimientos, su sentimientos y habilidades debe continuar, la educación en la vida y para la vida debe continuar, presentándose para este cometido como una opción principal, por no decir única, la educación en comunidad. Finalmente, no estará demás indicar que el accionar recíproco y complementario en la comunidad educativa, será el que permita formar a la ciudadana y ciudadano de hoy y del mañana, para que vivan las permanentes transformaciones en el “modus vivendi” y el “habitus”.

Fuente: Por: Walter Choque Clavijo
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