Esta pandemia obliga a reflexionar

Reflexionar es un proceso intelectivo que en su sentido poco riguroso designa una meditación comparativa y examinante contrapuesta a la percepción sencilla o a los juicios primeros y espontáneos. La reflexión a la cual nos dirige esta pandemia es un desdoblamiento en el sentido propio del vocablo, denota un volver atrás, un repliegue de atención que los objetos exteriores como la invalorable Naturaleza, se dirige a la actividad propia y al modo de existencia y cuidado que a esa Naturaleza corresponde.

El concepto de reflexión es afín a la conciencia, sin embargo al simple acto de tener conciencia de los actos propios y los que realizan, los que dirigen al mundo, es decir a la conciencia concomitante, no se le llama todavía reflexión. La reflexión, particularmente en la perfección lograda en la conciencia pertenece la inteligencia, mientras que el simple tener conciencia de los actos propios corresponde a la sensibilidad.

Todo habitante del mundo funda su derecho en la naturaleza de las cosas y ostenta por su fundamento último en Dios, para los que creen en Él. Así, en el orden total de la creación la santa voluntad se manifiesta como la ley moral y natural, así como en las relaciones esenciales sobre las cuales reposa la vida social y el orden jurídico.

Todo perfeccionamiento del orden jurídico como derecho positivo llevado a cabo por mujeres y hombres se halla vinculado a estos fundamentos y que ha de limitarse a desenvolver los preceptos del orden jurídico natural con preceptos concretos y aunque no son de carácter exclusivo, es sobre todo tarea del Estado, que, por regla general ejerce la actividad legislativa, sin embargo, toda comunidad posee poder legislativo en lo que respecta a sus propios intereses y ahora, en esta pandemia exterminadora, sus derechos claman, por medio de la reflexión de la humanidad, a que cese la explotación demencial de la Naturaleza.

Sólo las necesidades de los últimos tiempos, manifestados en el desenfreno con que las dictaduras y totalitarismo pisotearon a su placentero gusto la dignidad humana, provocó una reflexión sobre la existencia de derechos de protección a la Naturaleza, que en sí es una reflexión sobre el derecho natural.

El hecho que no se crea en Dios anclará a mujeres y hombres en su propia esencia, por lo contrario, puede asignarles un fundamento más profundo y firme si se los cimenta en el orden de la creación, y ese derecho de preservar y cuidar diligentemente a la Naturaleza recibe carácter de inviolable, inequívocamente para la potencias codiciosas.

(*) Es abogado, posgrados en Filosofía y Ciencia Política (Maestría-CIDES-UMSA), Interculturalidad y Educación Superior (UMSA), Arbitraje y Conciliación (Especialidad), Alta Gerencia para abogados (UCB-Harvard), Derecho Aeronáutico (Instituto Iberoamericanos de Derecho Aeronáutico, del Espacio y de la Aviación Comercial, Madrid) doctor honoris causa en Humanidades (IWA-Cambridge University, USA)

Fuente: Por: Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)