La pandemia ataca duramente a la minería y sus trabajadores

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Un hecho absolutamente claro es que el sector productivo de la minería nacional, está sufriendo el embate de la pandemia del coronavirus, que genera una crisis sin precedentes, debido a la obligada restricción de operaciones en los centros mineros que disminuyen ostensiblemente su capacidad productiva.

El problema que tiene efecto internacional, complica la situación del sector en Bolivia, cuando también baja el precio internacional de minerales y como remate, varios compradores han limitado sus importaciones generando una abrupta caída en la demanda de concentrados, lo que significa confrontar una paralización casi general del comercio de minerales.

El juego entre los grandes inversionistas y que se produce en un tablero de limitadas opciones, mueve a los productores de oro, desde los más sencillos “rescatistas” auríferos en los ríos, como sucede en nuestro país, hasta los más enormes industriales del metal dorado en grandes yacimientos, en los que repentinamente, se han incrementado las inversiones y se ha multiplicado la cantidad de mineros, para rescatar la mayor cantidad de oro, purificando toneladas de tierra mineralizada, abriendo vetas brillantes con fuertes inversiones, sin pérdida de tiempo y sin límites, ni siquiera en el uso de productos químicos, que han sido denunciados y rechazados.

Por ésta serie de hechos, algún analista se ha referido al tema, denominándolo “pandemia del oro” y avizorando problemas muy complejos, tras la inusitada escalada de inversiones para desarrollar proyectos auríferos de cualquier escala, desde los lavaderos en ríos, hasta desarrollar planes de envergadura con el uso de moderna maquinaría, tecnología de punta y contaminantes.

El caso del oro es excepcional, aunque los entendidos no avizoran tiempos prolongados para su explotación, pues el asunto es parte de las estratagemas político financieras de las grandes potencias, aprovechando además la circunstancia de confusión que genera el tránsito del virus chino por la mayoría de países, ocasionando bajas mortales y ciudadanos contaminados por miles, obligando a reducir a la mínima expresión la actividad de la minería tradicional.

Aunque no es exacta la definición de “tradicional” a la explotación de otros minerales que no sean oro, es evidente que esta minería vigente en el sector estatal, en la minería “chica”, gran parte de la cooperativizada y hasta en las mayores minas del sector privado, está sufriendo con rigor la presencia del coronavirus, que ha obligado al cierre de varias empresas, para cuidar el material humano a costa de reducir los volúmenes de producción. Esa situación ha puesto en crisis a la minería estatal, la producción de estaño para proveer a la Fundición de Vinto, además de un descenso significativo en la producción y comercialización de otros minerales, como el zinc, plomo y plata.

Aunque no hay una versión oficial sobre el asunto, es lógico el bajón que afecta a la empresa de fundición que bajará su producción de lingotes y exportación con la mayor complicación de su situación de endeudamiento con los distritos proveedores de estaño, situación que según los entendidos se salvará con un obligado “empréstito estatal”, que no se sabe cuándo será efectivizado.

La cuarentena obligadamente aplicada, que no se cumplió en los términos y tiempos previstos, movilizó parte de la producción minera, pero sin alcanzar los niveles esperados para regularizar una esperada producción. Frente a los problemas que implica la vigencia de la pandemia y el riesgo para la salud de los trabajadores y sus familias, se invitó en la mina del distrito Bolívar a que sus trabajadores opten por el retiro voluntarios, ofreciendo la empresa tres sueldos adicionales al finiquito social, para permitir la reducción de personal. Se trata de un proceso en curso de un prolongado desarrollo.

Mientras que por su parte la Empresa Minera San Cristóbal, la más importante del país, frente al mismo problema de la pandemia y la responsabilidad social, optó por el cierre temporal de operaciones en su enorme complejo, situación que permitirá un retorno a labores productivas en la última semana del mes en curso.

No hay un registro oficial por parte de Comibol, pero se estima que son varias las minas que han suspendido operaciones, algunas cooperativas habrían liquidado sus actividades y se esperaban algunas medidas del frente oficial para enfrentar la pandemia del coronavirus y de nuestra minería.

Para observadores de la materia, preocupa la demora de autoridades del ramo en la aplicación de planes de contingencia que eviten mayores problemas en la actividad minero metalúrgica del país, sabiendo que este es el rubro alternativo de mayor importancia para encarar la recuperación de nuestra alicaída economía. Faltan políticas de Estado para enfrentar la crisis que ocasiona la pandemia del virus chino.

Fuente: Medios, agencias, PM.