Viernes 14 de agosto de 2020
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Guardando una distancia social de aproximadamente 70 mts., que comprende el recorrido entre el Palacio Quemado y la Asamblea Legislativa, la presidente Áñez decidió emitir su mensaje a la Nación desde su escritorio, por dos razones muy justificables: el Covid19 por un lado y, por el otro, la velada amenaza filtrada por algunos parlamentarios, de que el ex caudillo cocalero haría su aparición mediante la aplicación de videollamadas Zoom, como ya lo había hecho en la reunión de homenaje a La Paz, en la reunión del Consejo Municipal de esta ciudad capital.
Es más, ya se habían instalado dos enormes pantallas en el hemiciclo congresal, en las cuales aparecería la imagen de Evo Morales emitiendo sus consabidas evadas, a tiempo de transmitirse el mensaje presidencial, ante la presencia de expresidentes y diplomáticos invitados. Al decir de los creadores de esta imbécil fantochada, ésta habría significado no sólo una burla para el Ejecutivo actual, sino una “victoria contundente del MAS”, en detrimento de la imagen de toda Bolivia.
Dicha situación, que más que grave parece jocosa, refleja claramente el verdadero estado en el que se desarrolla nuestra política nacional, pues quién, en su sano juicio, se habría imaginado que este sainete sería el inicio de uno de los actos terroristas más espantosos de nuestra historia, al consumarse la amenaza tantas veces advertida por el prófugo, de cercar las ciudades para matar de hambre a sus habitantes y, lo peor, asfixiarlos por falta de Oxígeno en estos tiempos de pandemia, en abierta competencia con el virus chino.
Fuente: Por: Álvaro Riveros Tejada