El litio vale más en depósito que en el mercado externo

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Teniendo en desarrollo un proyecto de minería estratégica, como explotación del litio, en la mayor reserva mundial de este mineral, con ubicación en el cono suramericano, compartiendo límites con dos países vecinos poseedores también de esa materia prima, Chile y Argentina, indudablemente que hay una gran interrogante del conglomerado social boliviano, sobre la suerte…o mejor sobre el futuro del litio, que debe ser industrializado para producir las baterías de ión litio que ya demanda la nueva industria de coches eléctricos.

Una primera explicación sobre la suerte del litio boliviano, más concretamente sobre la producción de carbonato de litio, revela que desde el año 2017 y con una especie de “cierre de gestión” hasta el 20 del pasado mes de junio 2020, contempla una cantidad de 700,65 toneladas de carbonato de litio (Li2CO3) que se encuentran almacenadas en depósitos de Yacimientos de Litio Boliviano (YLB) en sus dependencias en el salar de Uyuni.

Hay que considerar que la fluctuación en el precio del carbonato de litio, la materia prima necesaria para fabricar baterías de litio ha confrontado variables sustanciales en su precio internacional, con su mayor registro por tonelada (t) el 2018 por un valor de 16.500 $us la tonelada. Posteriormente baja a 13.400 $us en 2019 y una caída a 7.500 $us, en tanto el último tiempo tiene un registro preocupante en junio recientemente pasado a 6.250 $us la tonelada. Bajo tales condiciones, un ejecutivo de YLB, insinuó que el (cloruro de) litio, vale más en depósito que en el mercado externo, por lo menos en el tiempo presente.

El carbonato de litio que se obtiene en la planta de Llipi en el salar de Uyuni y que es apetecible materia prima para producir baterías de litio, está acumulándose paulatinamente, aunque se confirmó que entre marzo y el mes de junio reciente, no se realizó ningún trabajo, cumpliendo disposiciones de seguridad, para evitar la propagación del coronavirus en la zona de trabajo del salar de Uyuni.

La acumulación de carbonato de litio comenzó el 2017 con las primeras 13 toneladas, un año después el 2018 se agregan 241 (t), y el 2019 se registran hasta 412,56 toneladas, mientras que en la actual gestión y con los resultados de una gestión alterada entre fines del año pasado y principio del actual, debido al corte del convenio con la empresa alemana ACI y la suspensión de trabajo más de dos meses por el coronavirus, sólo se produjeron 34 (t) lo que permite sumar un total de existencia de 700.65 toneladas de carbonato de litio que se hallan bajo estricto control, hasta que se defina su próxima exportación.

Se han producido muchas quejas sobre las actividades en la planta de Llipi, entendiendo que el principal objetivo del proyecto es llegar a industrializar nuestro litio, como elemento imprescindible de la fabricación de baterías, claro está pasando por todo un proceso en el que se incluyen otros elementos que también deben ser logrados y procesados, situación de referencia que en el caso de Chile ya se habría avanzado sustancialmente.

Evidentemente estamos atrasados en el cumplimiento de metas de producción con el buen uso del litio boliviano, mientras se logre asegurar esa finalidad, se han realizado algunas ventas de carbonato de litio, con lo que se compensarían algunos “costos de operación”, pero el hecho es que no se trata de acumular carbonato de litio y venderlo a buen precio, el proyecto es alcanzar la fase de industrialización de las baterías de ión litio, un objetivo sin fecha definida. En tanto se ha exportado esa materia prima y una empresa china fue la primera compradora de más de 9 toneladas cuando el precio era de 7.000 la t. En junio del 2017 se concretó otra venta por 15 toneladas, a un precio de 9.200 por t. y luego de otros intentos de comercialización se llega a la instancia actual con una cantidad de 700,65 toneladas acumuladas, las que irán en aumento, por lo menos hasta que se registre un valor conveniente para los fines comerciales del carbonato de litio boliviano.

Se sabe que varias empresas externas especialmente de Chile y Perú han formulado propuestas de compra de la materia prima boliviana, comentándose el caso como insólito, pues se trata de vecinos en franca competencia por lograr el similar objetivo del Gobierno boliviano de industrializar la riqueza del salar de Uyuni, para ponerla a disposición de las grandes fábricas de nuevos automotores eléctricos.

El asunto está en observación, en función de precio, de cantidades requeridas y seguramente en la proyección de cumplimiento de los fines nacionales para alcanzar, la meta de producir baterías de litio. El caso deberá resolverse en función de una estrategia muy concreta, que pueda establecer prioridades y objetivos concretos en la explotación y uso del carbonato de litio, mientras se logre tal definición, parece importante mantener el litio en depósito y no lanzarlo a un mercado depreciado en materia de precios. El tema del litio es muy serio y merece soluciones profesionales, antes que cívicas o políticas.

Fuente: Medios, PM.