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Jueves 13 de agosto de 2020

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Editorial y opiniones

EDITORIAL

En fin, las elecciones

13 ago 2020

Finalmente, se llegó a un acuerdo para el bien de todos, se mantiene la fecha para las elecciones el 18 de octubre de este año, pero ya con el aval de los gobernantes y de la población; muchos de los bloqueadores decidieron replegarse, pero ya dejaron cuantiosos daños infligidos al país, a su economía y a su gente, ahora ¿quién pagará las consecuencias de la intransigencia?

Todo comenzó cuando el pasado año, el partido que entonces estaba en función de gobierno, intentó prolongarse en el poder con un gran fraude electoral, que convulsionó al país y terminó en la posesión de una nueva presidente, cuya gestión estaría encargada de llevar adelante unas elecciones transparentes que conformen a la ciudadanía boliviana.

Según los plazos que debían cumplirse, se fijó la fecha de los comicios presidenciales para el pasado 3 de mayo, sin embargo, en marzo se desató la crisis sanitaria en Bolivia, cuando llegó al país la pandemia del coronavirus, con una familia llegada desde Italia, sin la precaución debida, ocasionando contagios en tres de los 9 departamentos del Estado Plurinacional.

Aquella fecha se movió para junio, pero ante el acelerado incremento del número de contagios en todo el país, se volvió a mover la misma para el 6 de septiembre próximo, sin embargo, los integrantes del Tribunal Supremo Electoral, TSE, analizaron la situación y llegaron a la conclusión de que el pico de los contagios estaría entre septiembre y noviembre de este año, por lo que volvieron a retrasar la fecha para el 18 de octubre.

Movimientos sociales y trabajadores afines al Movimiento al Socialismo, MAS, rechazaron esa última decisión y decidieron organizar bloqueos de caminos, donde hicieron gala de un comportamiento reprochable, al enfrentarse a los ciudadanos que quedaron detenidos en las barricadas que levantaron, además que usaron dinamita y otros elementos para tapar las carreteras, dejándolas en algunos casos inservibles, y robaron mercadería de los camiones detenidos.

Toda esa demostración, que buscaba doblarle el brazo al Gobierno, sólo generó caos, incertidumbre, pérdidas económicas, muerte y por ende dolor y luto en las familias bolivianas, por lo que muchas voces en contra de esos movimientos se alzaron, desde dentro y fuera de Bolivia.

Cada quien comenzó a hacer sus cálculos políticos, para ceder ante una u otra posición, pero finalmente el TSE se plantó en la fecha fijada recientemente, es decir, el 18 de octubre, con el respaldo del gobierno y parlamentarios quienes elaboraron una ley para que no se volviera a mover la fecha de la justa electoral.

Por su parte, hasta el exmandatario y líder del MAS, pidió deponer actitudes violentas a sus seguidores y que acepten el 18 de octubre, señalando “por dos semanas o tres no vamos a hacer problemas”, cuando permitió que el conflicto se extienda por muchos días, perjudicando a la ciudadanía, luego de que por falta de oxígeno ya murieron pacientes que padecían el Covid-19.

Ese mismo razonamiento lo expresaron anteriormente políticos, analistas y periodistas, pero los movilizados inclusive consiguieron armas de fuego y grabaron videos donde pedían guerra civil, y en algunas capitales cometieron excesos contra la población, hicieron cerrar negocios a la fuerza, quebraron vidrios y golpearon a algunos ciudadanos.

Finalmente, se llegó a un acuerdo para el bien de todos, se mantiene la fecha para las elecciones el 18 de octubre de este año, pero ya con el aval de los gobernantes y de la población; muchos de los bloqueadores decidieron replegarse, pero ya dejaron cuantiosos daños infligidos al país, a su economía y a su gente, ahora ¿quién pagará las consecuencias de la intransigencia?

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