Los Urus, aislados y vulnerables ante la pandemia

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Los Urus del lago Poopó, uno de los pueblos originarios más antiguos del territorio nacional, vive su propia y cruda realidad en este tiempo de pandemia, sin su principal medio de subsistencia que era el espejo de agua y sin poder acceder a trabajos alternativos y precarios, ellos viven aislados en sus comunidades a la espera de ayuda para seguir sobreviviendo.

Un documento elaborado por Ruth Carol Rocha Grimoldi de la unidad de investigación del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), da cuenta de la cruda realidad que viven los urus del lago Poopó que están distribuidos en tres comunidades en el departamento de Oruro, Puñaca Tinta María en el municipio de Poopó, Vilañeque del municipio de Challapata y Llapallapani en Huari.

Con los años y la falta de recursos, varios de los urus efectuaron un proceso migratorio a otras regiones aledañas a su entorno, esto principalmente con el objetivo de generar recursos a través de labores como el pastoreo, construcción, cosecha, trabajo de peón en minas, entre otros. Las mujeres dedicadas al comercio, costura o servicios domésticos o también las artesanías en base a elementos naturales como la totora, chillawa o quewilla.

Con el tema de la pandemia, los pueblos Uru tuvieron que refugiarse en sus comunidades y por el tema de distancias no lograron llegar a sus fuentes temporales de empleo, la falta de alimentos motivó a sus autoridades pedir auxilio ante las autoridades e instituciones que en cierto modo colaboraron como la Gobernación, El Programa Mundial de Alimentos, entre otras entidades.

Actualmente no se registran casos en dichas comunidades, pero el temor es constante ya que no se cuentan con los elementos necesarios para su protección, a pesar de que existe la Resolución Ministerial N° 334 referida al “Protocolo para Abordaje de Covid-19 en Pueblos Indígena, Originario Campesinos y Afrobolivianos”, la misma no se cumple a cabalidad.

Se debe orientar esfuerzos para velar por la salud de estos pueblos milenarios que cada año van reduciendo en número y este tiempo de pandemia su riesgo de extinción como cultura ancestral viva es mayor.

Fuente: LA PATRIA