Niñez en peligro

Muchos de nuestros niños están en grave riesgo, pues se ve a muchos de ellos caminando por las calles, ayudando a sus progenitores a vender cualquier producto, sin la protección de un barbijo, exponiéndose al peligro que supone el posible contagio del coronavirus. Pero algunos de ellos ni siquiera se hallan seguros en sus propios hogares, porque sufren la violencia de sus progenitores o familiares cercanos.

Unas veces esos pequeños están solos por las calles, ofreciendo algunos productos o simplemente caminando, pero no llevan barbijo, y en otras ocasiones los padres van bien protegidos pero los menores están al descubierto. ¿Será que los progenitores no tienen conciencia de que sus hijos también se pueden contagiar?, quizás piensan que por ser jóvenes su sistema inmune es fuerte y si se enferman lo superarán rápido.

Otro dato importante es que los niños llevan mayor carga viral en sus cuerpos por lo que contagian, puede que ellos sean asintomáticos pero eso no quiere decir que no transmitan el virus, que puede ser más letal para los adultos que para los mismos menores.

Sin embargo, no sólo reviste peligro el hecho de que puedan contagiarse con Covid-19 en las calles, sino que además, con la clausura del año escolar, muchos niños no sabrán qué hacer y quizás quieran salir de sus casas, por lo que ese panorama se pinta riesgoso, y no sólo por ese hecho sino porque se están perjudicando al no avanzar sus materias, pues quedará un vacío de conocimientos que habrá que llenar el próximo año.

Por otra parte, muchos de ellos tampoco están seguros en sus hogares, pues sufren violencia de parte de sus progenitores o familiares cercanos, inclusive de parte de vecinos, amigos de la familia, inquilinos o dueños de casa, dependiendo de la situación en que se encuentren.

Recién se supo una noticia sobre un pequeño de cuatro años que sufrió violencia a manos de su madrastra, y ahora lucha por su vida en un nosocomio de la ciudad, esas circunstancias se repiten seguido en nuestra sociedad, con otros niños que también padecen violencia.

Si un adulto siente dolor ante los golpes que le propina un tercero, imaginemos lo doloroso que puede resultar para un niño, cuyo cuerpo es más frágil, más débil y además no puede defenderse.

Los niños son el presente de la nación y serán en el futuro los adultos que se ocupen del progreso del país, y son nuestra reserva moral, por eso debemos cuidarlos con amor y esmero, en lugar de maltratarlos o exponerlos a situaciones peligrosas, nosotros los adultos somos responsables de hacer de la nación un lugar seguro y armónico para vivir bien.