Clausurado

“Se clausura el año escolar”, con esta noticia se sorprendieron maestros, padres de familia y alumnos, ayer por la mañana, para muchos fue un balde de agua fría, para otros una bomba, algunos estudiantes comenzaron “sus vacaciones” y festejaron, reventaron las redes sociales con comentarios en pro y en contra de esa decisión gubernamental.

Se había advertido con anterioridad la posibilidad de una clausura anticipada del año escolar, pero al ritmo que iban las clases virtuales, al menos en colegios particulares, esa probabilidad no parecía muy cercana, es más, el ministro del área había alargado el año lectivo hasta el 22 de diciembre.

Ante la repentina noticia de la clausura del año escolar, los estudiantes, principalmente los que cursan el último año de escuela, se mostraron preocupados, pues aún albergaban en su interior una esperanza de volver a verse, de compartir algunas experiencias, graduarse juntos y olvidar el año que les jugó una mala pasada con el Covid-19.

La educación es la base del progreso, si se quiere que el país se desarrolle se debe potenciar la enseñanza, inclusive reforzar a quienes están señalados como malos estudiantes, brindar una formación de calidad. Pero muchos padres de familia festejaron la decisión, pues o piensan que pueden hacerlo mejor que los maestros o simplemente les alegra la idea de ya no tener que pagar las pensiones, luego de ver su economía mermada a causa del coronavirus.

Uno de los argumentos para clausurar el año lectivo es que los estudiantes del área rural y del sistema fiscal, no tienen la tecnología para asistir a clases virtuales, pues fue una compra inútil el satélite Túpac Katari, porque fue pensado para llevar internet a las áreas rurales, pero el mismo no sirve para eso y realmente el campo está igual que hace más de 14 años.

Los más descontentos con la decisión del Gobierno son los padres de colegios particulares, porque ellos pagan pensiones y en muchos casos inclusive son dueños del establecimiento educativo, por lo que se busca un mecanismo para que sus hijos continúen pasando clases, aunque hay que reconocer que existen excepciones.

No obstante, pese a preocuparles la educación de sus hijos, la situación económica es cada vez más tirante y se ven imposibilitados de cumplir sus obligaciones pecuniarias, por lo que muchos colegios decidieron inclusive cerrar sus puertas por falta de dinero que sustente su unidad educativa, por el pago de sueldos, trámites administrativos y otros.

Desde el Gobierno se decidió asegurar el sueldo de los maestros del sistema fiscal, aunque no pasen clases, y se dijo que en el caso de los colegios particulares deben negociar y llegar a un acuerdo entre los padres de familia y los directores de cada centro de enseñanza.