El tema marítimo no es cuestión de fe ni discursos, sino acción
26 mar 2012
Por: Jorge Lazzo Valera
La solución del diferendo marítimo con Chile no debe ser sólo un acto de “buena fe” así sea Bolivia un país pacifista que plantea una justa demanda a través de “caminos concertados por las normas jurídicas internacionales y el principio de la buena fe”. Ese discurso ya constituye de por sí una derrota, porque muestra el conformismo y falta de decisión de nuestros gobernantes a quienes les falta acción para afrontar el tema con responsabilidad.
Si se quiere preservar la soberanía de Bolivia lo primero que tienen que hacer el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma, es dotar de moderna infraestructura y medios de subsistencia a los pobladores de la amplia frontera boliviano-chilena, para que los niños y jóvenes de nuestro país no tengan que acudir a las escuelas y los servicios de salud del país vecino.
Seguramente preparar una demanda de reivindicación marítima lleva mucho tiempo, pero esa acción será posible si se cuenta con adecuada estrategia que permita recuperar la autoestima de los centinelas de la Patria, quienes realizan la vigilancia y cuidado permanente de nuestra frontera, donde tienen que soportar las bajas temperaturas, la falta de alimentos y hasta el desplante y soberbia de los policías de la gendarmería de Chile.
Para acudir a los tribunales internacionales con absoluta seguridad se requiere tener toda la documentación que avale esa demanda para recuperar el derecho irrestricto y soberano a las costas del Pacífico, para lo cual se tienen que crear las condiciones adecuadas, como la conclusión del proyecto vial Oruro-Pisiga de larga data y que el primer mandatario aseguró que entregaría antes de la conclusión de su primer mandato, a la fecha la obra está en ejecución.
Así como ese pedido hay otros y es la decisión política que tiene que adoptar la administración de Evo Morales, para asumir con entera responsabilidad la urgente necesidad de dotar de medios, infraestructura, servicios y seguridad para mejorar la calidad de vida de los pobladores fronterizos quienes para cubrir las deficiencias que tiene nuestro país, muchas veces sino es la mayoría, se ven incluso obligados a tener una doble nacionalidad para acudir a los servicios de educación y salud en Chile.
En definitiva el Norte de Chile sobrevive a través del comercio con Bolivia, ignorar ese hecho sería como querer negar nuestro derecho de retornar a las costas del Pacífico, aunque el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Tito Gandarillas, recién pidió trasladar las exportaciones que se realizan por puertos chilenos al puerto peruano de Ilo, lo que resulta ser un craso error, porque demuestra que los propios jefes castrenses no tienen convicción para reclamar por nuestro enclaustramiento marítimo.
Recuperar nuestra “calidad marítima” no es dejar al usurpador nuestro territorio, sino mantener viva la demanda multilateral que está vigente en concierto de las naciones del mundo que apoyan la causa marítima boliviana, lejos de “un puerto generosamente cedido por nuestros hermanos peruanos”, como asegura el jefe militar que seguro desconoce la lucha reivindicatoria boliviana en contra de la geopolítica expansionista de Chile.
Debemos ser más honestos con nosotros mismos y ver cuánto avanzó la lucha por nuestra reivindicación marítima, porque pretender justificar con la existencia de campos minados en la frontera boliviano-chilena y decir que afecta a los pobladores de la región, es una verdad a medias que seguro los propios funcionarios del gobierno del Estado Plurinacional no se la creen, más aún si saben que el territorio sembrado de minas antipersonales, con las que quedan porque Chile recogió parte de ellas, perjudica a los narcotraficantes y contrabandistas, lejos de generar conflicto binacional.
Nuestras autoridades nacionales deben ser conscientes que la existencia de minas o el retiro de las mismas no mejoran la calidad de vida de los centinelas de la frontera, por lo que más bien deben buscar la forma de otorgar ayuda efectiva y dotar de los medios suficientes para hacerles la vida más llevadera a quienes decidieron cuidar y proteger nuestros hitos geográficos para no repetir las funestas experiencias del pasado, como lo ocurrido hace 133 años.
Esa, sería la mejor muestra de rechazo a la soberbia y cinismo del ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Alfredo Moreno, quien rechazó las palabras del presidente Evo Morales, asegurando que "no hay nada pendiente en materia limítrofe entre Chile y Bolivia". Sólo así podremos demandar con la frente altiva que el mar nos pertenece por derecho y que recuperarlo es un deber. Ojalá así sea.
(*) Periodista
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.