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Warning: session_start(): Cannot start session when headers already sent in /home/lapatri2/public_html/impresa/index.php on line 8 Un Pionero para la Educación, urgente - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
Es sumamente compleja la situación por la que está atravesando el país. No me refiero a la pandemia, claro está. Lo peor que a uno puede ocurrirle es no comprender o ignorar el problema. Los anticuerpos para la pandemia ya están en camino; es bueno, buenísimo saber que pronto sabremos con qué enfrentar al enemigo. Tardará algún tiempo en ponerse a la venta en las farmacias; pero al fin la tendremos; es cuestión de paciencia y resistencia.
Yo me estoy refiriendo al problema que nunca hemos podido resolver, no obstante los varios intentos. Como están las cosas, menos ahora cuando el futuro se nos viene encima. Ese problema antiguo y más difícil que la pandemia es la escolaridad interrumpida. Algo más de dos millones de escolares están parados, la llamada “educación virtual” es apenas una frase, una postura retórica. Lo único que se sabe es que el ir al colegio tal vez sea como ir a recoger con las manos la muerte, llamada coronavirus; a lo mejor nos está esperando allí.
El ministro de educación las tiene muy difíciles; pero pienso que se pueden tomar dos clases de decisiones. Primera, hacer lo que está haciendo como cualquier político, lanzar la bola hacia adelante y esperar que amaine la tormenta. Ganar tiempo, en otras palabras, en tanto dure su permanencia; es una autoridad de transición con un pie al estribo para irse. Al revés de lo que la gente cree, este es el momento para ejercer una responsabilidad a medias. Sería otra cosa si tuviera que hacerse cargo de los problemas con la misión de resolverlos.
La otra decisión no es para gente común y corriente; es decir, no para políticos de camino trillado. la que mencionamos tiene una perspectiva más bien brumosa, desafiante, pero sugestiva y tentadora. Para encaminarse por esa vía es preciso ser un pionero; ese a quien le gusta marcar huellas nuevas en la ruta; un Simón Rodríguez del siglo XXI; una especie medio rara, pero que bien sabe lo que busca, aunque nadie le comprenda, como sucedió con el maestro del Libertador Bolívar.
Se necesita hoy como ayer hombres nuevos capaces de atreverse a tomar al toro por las astas, y no correrse del peligro; alguien que tenga pasta de héroe; un visionario que avizora el porvenir con otros ojos. Y no es tan nueva la cosa. Algunos elementos están ahí a la vera del camino; la televisión apareció hace rato, igual que la internet. Los chicos y las chicas llevan metido el mundo en su faltriquera. Ese pequeño aparato llamado celular es ahora como el reloj pulsera, todo el mundo tiene y lo maneja como cualquier otra cosa, sin cuestionar nunca su magia comunicativa.
Esos son los materiales y las herramientas; diríase la piedra bruta que abunda en las canteras; con esas “piedras” hay que levantar el nuevo edificio. Es la hora de ensayar a ser arquitecto, ingeniero o albañil, agitando un plano en las manos y con un sueño metido dentro. ¿Es difícil? claro que sí, nadie es así nomás un héroe. Pero para este personaje tiene una página reservada la historia, donde ha de escribir su nombre.
Como por contrapartida, la pandemia, bien a costa de tantos enfermos y muertes, nos ha empujado bruscamente a la piscina; si no queremos ahogarnos, tenemos que aprender a nadar, chapuzándonos en esas aguas desconocidas. Con otra metáfora, ese desafío nos señala un empinado sendero por donde hay que ascender sin mirar atrás. Cuesta despedirse de cosas viejas, pero tengamos el valor de desdeñarlas a cambio de estrenar cosas nuevas. La novedad como objeto de conquista es siempre cara.
El ministro no tiene pasta de héroe; se halla abocado a poner palos que sostengan en las esquinas al vetusto edificio que se desploma; el último empujón lo dio justamente el virus famoso; el ministro no sabe con qué otro lo reemplazaría si le dejara venirse abajo de una vez. Tratándose de educación, en eso estamos: esquivando el formidable desafío. La tecnología digital nos lleva por delante; mientras nos empecinamos en ver la realidad por retrovisor.
(*) Es pedagogo y escritor
Fuente: Por: Demetrio Reynolds (*)
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