Loading...
Invitado


Domingo 12 de julio de 2020

Portada Principal
Editorial y opiniones

EDITORIAL

El poder de las palabras

12 jul 2020

Debemos usar las palabras de manera inteligente, expresar con claridad lo que se espera de los niños, sin gritos, explicar por qué no, cuando se le negó algo, sin golpes ni castigos, poner reglas claras y esperar que se cumplan, caso contrario, quitarles algo que quieran mucho, pero sin violencia, de esa manera iremos construyendo una sociedad armónica y productiva

“Somos lo que decimos”, los seres humanos somos seres lingüísticos por excelencia, es decir, construimos nuestra identidad a partir de las palabras, de las conversaciones que tenemos con los demás y con nosotros mismos, y las conversaciones que tienen otras personas hacia nosotros. Las palabras tienen poder, tanto poder que construyen realidades no sólo las describen.

Estas ideas fueron estudiadas y difundidas por el chileno Rafael Echeverría en su libro Ontología del Lenguaje, a partir de las reflexiones del filósofo Friederich Nietzsche, y en cierta forma regaló al mundo un modo diferente de ver la realidad y de interpretar las palabras.

El habla es una acción y las palabras conducen a la acción. De ahí que nacen los actos lingüísticos como las afirmaciones, las declaraciones y los juicios. Cuando se afirma algo, más allá de describir el mundo, estamos haciendo proposiciones de lo que observamos.

Las declaraciones en cambio tienen el poder de transformar el mundo, cuando se declara a una pareja de solteros marido y mujer, su realidad cambiará a partir de ello, pues serán casados, vivirán juntos, dejarán la casa paterna y quizás tengan hijos; por eso se afirma que a partir de las declaraciones el mundo se transforma para las personas.

Los juicios son enunciados que también pueden cambiar la vida de las personas, de manera positiva o negativa.

Es así que cuando calificamos o descalificamos a las personas, cuando son niños, vamos construyendo su identidad, al hacer juicios sobre él construimos su autoestima fuerte o pobre, según las conversaciones que se tenga hacia ellos.

Si un menor recibe gritos, insultos y descalificaciones todo el tiempo, de las personas que se supone que le van a proteger, ese niño desarrollará dos conductas, será retraído, callado, miedoso y tímido; o será una persona que hiera y destruya todo lo que tenga a su alcance.

Quizás de esta manera se puede explicar la violencia, la virulencia con que algunas personas se ensañan con sus víctimas, más aun si saben que aquella no tiene la fuerza suficiente para defenderse.

En el mundo existen muchas personas con heridas emocionales, que infligen un tipo de venganza, sobre un alguien que no puede defenderse, tal como le ocurrió al perpetrador, quizás viéndose más grandes y más fuertes quieren desquitarse, pero no lo harán contra quien los dañó sino contra alguien a quien puedan someter.

Por eso es importante que se rompa la cadena de maltrato y los adultos, que estén en condiciones de hacerlo, cuiden a los niños y los protejan de todo daño, brindándoles una educación llena de amor y ternura, que no quiere decir irse al extremo de dejar hacer lo que sea, sí se deben poner límites, pero no barreras, no hay que enseñarles el miedo, pero sí a tener cuidado.

Debemos usar las palabras de manera inteligente, expresar con claridad lo que se espera de los niños, sin gritos, explicar por qué no, cuando se le negó algo, sin golpes ni castigos, poner reglas claras y esperar que se cumplan, caso contrario, quitarles algo que quieran mucho, pero sin violencia, de esa manera iremos construyendo una sociedad armónica y productiva.

Para tus amigos: