Ministro acorralado

El ministro de Educación, Víctor Hugo Cárdenas, fue posesionado el pasado 28 de enero, reemplazando a Virginia Patty Torres, en esa cartera de Estado, actualmente denominado, Ministerio de Educación, Deportes y Culturas. El cambio de la máxima autoridad educativa del país, fue peculiar, se efectivizó en pleno desarrollo de la “Reunión Nacional de Autoridades Educativas” (Cochabamba, 27 y 28 de enero) dirigida por la ministra saliente, en la cual participaron; directores departamentales, distritales, representantes de las confederaciones de Maestros Urbanos y Rurales, además, la Junta Nacional de Padres de Familia.

Las conclusiones de mencionada asamblea nacional educativa, fueron determinantes; evaluación trimestral, eliminación de la autoevaluación, combatir la violencia a través del Plan Nacional de Contingencia, que reemplazó al Proyecto Sociocomunitario Productivo (PSP). Por consiguiente, la Resolución Ministerial 0001/2020 del Subsistema de Educación Regular “Normas Generales para la Gestión Educativa y Escolar”, fue elaborado y consensuado en su integridad por la exministra Virginia Patty Torres.

El egocentrismo demostrado desde la declaratoria de la emergencia sanitaria en el país, tuvo como consecuencia los constantes comportamientos erráticos, de los que sobresalen; la información incoherente sobre el pago del “Bono Familia” a los estudiantes, acusando temerariamente a directores departamentales, distritales y de unidades educativas, sobre los problemas de impago, por si fuera poco, el 15 de abril declaró en un medio televiso de alcance nacional, sobre el reinicio de las clases presenciales desde los primeros días del mes de mayo, aseverando que se debería acostumbrar a convivir con el coronavirus, refutado y desmentido por otros ministros de Estado, obligándolo a retractarse públicamente sobre semejante afirmación.

El capricho y la terquedad de no recibir las propuestas de contingencia educativa de las Confederaciones de Maestros Urbanos y Rurales, tuvo como consecuencia la excesiva tardanza en la elaboración de un Reglamento General, sobre las nuevas modalidades en la concreción curricular, por ello, la tan esperada normativa jurídica se tradujo en el Decreto Supremo Nº 4260, promulgado el 6 de junio, en pleno Día del Maestro Boliviano, en esa ocasión nuevamente cometió otra barrabasada, al anunciar el pago de un bono de Bs. 2.000 a los maestros en su día, olvidando que el mismo ya estuvo establecido desde hace varios años atrás, bajo la denominación de Fusionado (pro libro y al cumplimiento) que realmente es de Bs. 2.884.

Los constantes desatinos del ministro de Educación, se reflejan en el descontento de muchos sectores de la Educación Regular, las Federaciones y Confederaciones de Maestros Urbanos y Rurales radicalizan sus medidas de presión, a través de la extrema media de la huelga de hambre y marchas de protesta en plena emergencia sanitaria, exigiendo su inmediata destitución, por otra parte, los padres de familia del sector privado le exhortan a normar el pago del 50% de las pensiones mensuales, algunas juntas escolares departamentales se suman a la huelga de hambre en contra de su gestión, demandando la paralización de las clases virtuales que no fueron consensuadas y el pago inmediato del Bono Familia, a los estudiantes que tuvieron problemas en el Registro Único de Estudiantes (RUDE), consiguientemente, sumándose al pedido del magisterio boliviano.

El ministro de Educación, se encuentra acorralado, por su ineficacia e ineficiencia en el trabajo de gestión educativa, es inconcebible las 8 hojas del Decreto Supremo Nº 4260, elaborado en más de dos meses. Por tanto, la tozudez, prepotencia, egocentrismo y menosprecio demostrado a los sectores de la Educación Regular, tendrá repercusiones negativas, una de ellas la destitución más temprano que tarde del Ministerio de Educación, Deportes y Cultura, que por derecho le corresponde a un maestro del magisterio boliviano.

(*) Es Magister en Políticas de Formación y Docente

Fuente: Por: Luis Alberto Callapino López (*)