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Sábado 04 de julio de 2020

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Editorial y opiniones

EDITORIAL

Los perros callejeros y su destino

04 jul 2020

Desde que en Bolivia se vive una cuarentena por la llegada del Covid-19, las calles, al menos las de Oruro, contrario a lo que ocurrió en otras capitales del mundo, donde se llenaron de animales salvajes, se poblaron con perros callejeros, que al verse dueños de las diferentes arterias y ante la falta de alimentos comenzaron a tornarse agresivos.

Al haberse acostumbrado a estar a sus anchas en las calzadas, también se convirtieron en un peligro para ciclistas y conductores, pues o mueren arrollados bajo los neumáticos de algún vehículo, motorizado o no, o provocan algún accidente con consecuencias para los conductores.

La historiadora y etnóloga argentina, Liliana Lewinski, afirma que los canes son como máquinas de limpieza en las ciudades, porque se comen todo lo que los humanos botan; sin embargo, las personas se quejan de que estos animales destrocen las bolsas de basura y la esparcen por las mismas calles.

Existe la Ley 700, destinada a proteger a los animales de cualquier tipo de maltrato, aun así existen personas que o maltratan a sus mascotas o simplemente las dejan a su suerte en las calles, pero cuando éstas son atropelladas o sufren otro tipo de daño, salen a reclamar con la finalidad de obtener algo de dinero, amenazando con algún proceso.

Ojo, que la Ley 700 no prevé el resarcimiento de daños o multa por la muerte fortuita de un animal, es decir, si alguna mascota muere víctima de un accidente no corresponde ninguna compensación por esa pérdida.

Algunas personas se dedicaron a alimentar a los canes que deambulan cerca de sus domicilios, pero no todos ellos corren con la misma suerte.

En estos casos lo que correspondería es que los canes sean capturados por personal de Zoonosis, sean llevados a sus dependencias, donde deben permanecer hasta que alguien los reclame o decida adoptarlos. Pero cuando esa institución captura a los canes, la gente reclama, sin embargo no los adopta.

Por su parte, según denuncias, al parecer el personal de Zoonosis no asume medidas como organizar ferias de adopción y en cuanto llegan los animales a sus dependencias los sacrifican o los maltratan, pero eso no ha sido comprobado y los funcionarios niegan toda acusación.

Asimismo, los perros que deambulan por la ciudad, en basurales, mercados, plazas y otros lugares, se reproducen sin control, porque no hay quien se ocupe de hacerlo, agrandando más el problema, que a pesar de haber subido los casos de mordeduras a transeúntes, no halla solución desde hace muchos años.

Lo cierto es que se debe encontrar una solución salomónica para todos, de manera que se pueda evitar el dolor y sufrimiento de los animales, pero que no se conviertan en un peligro para la salud de los ciudadanos, pues no se puede tapar el sol con un dedo y la realidad es que jaurías andan por diferentes barrios de la ciudad amedrentando a niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos.

Si bien los canes limpian la ciudad de basura que los humanos desechan en las esquinas de sus casas, también generan focos de infección cuando esparcen la basura y depositan sus heces en cualquier parte. A eso se suma el problema mencionado de la agresividad de los perros, que a veces se ensañan con personas que no pueden defenderse, y dejan graves heridas, descontando el hecho de que muchos de esos animales pueden contagiar el terrible mal de rabia, que sobre todo en humanos provoca muertes muy dolorosas.

Una solución podría ser organizar ferias de adopción y exhibir a los canes para que la gente los lleve a sus hogares, donde debe estar comprometida a cuidarlos, alimentarlos, vacunarlos y llevarlos al veterinario cuando haga falta, y no dejarlos salir sin su respectiva correa, porque las mascotas que se mezclan con los callejeros o terminan lastimados o se vuelven igual de agresivos que aquellos.

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