Necesaria solidaridad

“La pandemia nos hará mejores”, es una frase que se ha compartido por diferentes redes sociales. Cuando el Covid-19 comenzó a extenderse en todo el mundo, los diferentes gobiernos dictaron cuarentena total en sus distritos, ciudades y países.

“Las crisis aunque atemorizan sirven para cancelar una época e inaugurar otra”, es otra de las frases que motivaban a las personas a la reflexión. El en-cierro obligatorio se convirtió para muchos en un tiempo para analizar sobre lo que hicimos mal, para disfrutar de la familia, para valorarla, fue un respiro para la naturaleza y los momentos alejados de las amistades también sirvieron para valorar ese vínculo social importante.

Otros usaron ese tiempo para hacer cosas que quizás el desenfreno, de la vida diaria y del trabajo, no les permitía, muchos lo emplearon para aprender algo nuevo, para prepararse y estudiar, otros más idearon una forma de trabajar en línea, las clases comenzaron a impartirse a la distancia.

Todo aquello hizo pensar a los humanos que de esta crisis sanitaria saldríamos fortalecidos, más sabios, más considerados, más respetuosos, más unidos y sobre todo más solidarios.

La pandemia no terminó, pero las sociedades, al menos las bolivianas, ya no soportaban el encierro porque la economía de los hogares se vio tan mermada que no había otra que pedir a las autoridades flexibilizar las medidas de confinamiento. Y lo hicieron, los ciudadanos comenzaron a salir a las calles en determinados horarios, pero todo aquel panorama tan romántico que se pintaba después de la cuarentena casi no existe, las personas volvieron más desconfiadas, hurañas, irritables y poco solidarias.

Luego de 109 días de cuarentena, los casos de nuevos contagiados continúan creciendo y también de los fallecidos. El coronavirus no es una enfermedad cualquiera, es sumamente contagiosa, es difícil de tratar, de larga duración y, en ciertas personas, muy mortífera, por lo que las cifras de recuperados son escasas.

Los recuperados del terrible virus se convirtieron en personajes clave para la sanación de otros enfermos, pues el plasma hiperinmune que se obtiene de su sangre resultó ser una solución para muchos de ellos. Esta situación llevó a los orureños a solicitar que los recuperados donen esa sustancia, para salvar la vida de muchos coterráneos.

Se informó que de 115 recuperados sólo 15 se aproximaron al banco de sangre para donar el valioso plasma hiperinmune, pero frente a la cifra de contagiados en Oruro es muy exigua la cantidad que pudo obtenerse de aquella sustancia.

Ahora más que nunca se necesita de la solidaridad de aquellas personas que tuvieron que soportar el virus en su humanidad, pero salieron victoriosas de ese viacrucis, por lo que las autoridades de salud y familiares de los que aún sobrellevan la enfermedad, apelan a su buena voluntad para que se conviertan en donantes de vida y un rayo de esperanza para los pacientes Covid-19.