HOMENAJE AL CXIV ANIVERSARIO DE LA FACULTAD NACIONAL DE INGENIERÍA

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Sin duda, las palabras nunca serán suficientes para rendir un homenaje a la Gloriosa Facultad Nacional de Ingeniería, y es que los años vividos en el paso de los miles de ingenieros que transitaron sus aulas, que se formaron y educaron en su interior, están plagadas de anécdotas y travesuras que perviven como recuerdos imperecederos en nuestros corazones.

El primer párrafo de este libro que dice “METALES, piedras, tierras y los que llaman jugos, son cuatro géneros de mixtos, a los que se reducen todos los demás inanimados que la tierra produce en sus entrañas: cría los mezclados y juntos la naturaleza, y porque el arte del beneficio de los metales no puede practicarse sin el conocimiento de otros tres géneros”, en el momento en que iniciaba la explotación de las minas en la colonia el conocimiento del tema de la explotación era mas bien un conocimiento empírico, respaldado por la experiencia de quienes realizaban estos trabajos, en la república se fue haciendo cada vez mas evidente la necesidad de contar con recursos humanos debidamente formados.

La explotación minera mostró la necesidad del país de contar con establecimientos educativos que ayudaran a formar académicamente en el área de minería, la rudimentaria forma en que se realizaba la explotación minera hizo pensar a muchos gobernantes desde el año 1850, en la necesidad de crear instituciones educativas que formaran los recursos humanos necesarios, con intentos que no lograban convertirse en realidad. La alta cotización del estaño hizo que, en 1890 se exportaran 1000 toneladas, en 1899 3500, llegando a 15000 toneladas en 1905, el estaño cobró importancia en los mercados de Europa y Estados Unidos.

El Gobierno de José Manuel Pando, con resolución suprema del 29 de marzo del año 1900 dispuso la creación de un Colegio de Minería y Oficina de ensayos Metalúrgicos para ello, se contrató los servicios de Gustavo Baraczuch, iniciativa que no se concretó. Cuatro años después de esta frustración el Dr. Francisco Fajardo, Cancelario de la Universidad de San Agustín y primer rector de la Universidad Autónoma, insistía ante el ministro de Justicia e Instrucción sobre la necesidad de concretar la Resolución Suprema sin recibir respuesta alguna.

En el año 1905 la Universidad de San Agustín cuyo rector era el Dr. Rodolfo Soria Galvarro, insistía una vez más, ante el Ministerio de Justicia y Minería a cuya cabeza se encontraba el Dr. Juan Misael Saracho, sobre la necesidad de contar con un centro de formación, el pedido fue esta vez escuchado, expidiéndose el Decreto de creación de la Escuela Práctica de Minería en las ciudades de Oruro y Potosí por el entonces presidente Ismael Montes, con el objeto de formar laboreros de minas y beneficiadores de metales.

La Resolución Ministerial de 10 de julio de 1905 designa al señor Augusto F. Umlauff como director y profesor de la Escuela de Minas que debía fundarse en Oruro y él, empieza las primeras gestiones para lograr, primeramente el local en el que debía iniciar sus trabajos la Escuela de Minas, luego de varias ofertas de logra alquilar un local en la Plaza Mayor, hoy Plaza 10 de febrero, exactamente en el lugar donde hoy se erige el Hotel Plaza sobre la calle Adolfo Mier, flanqueada en aquel entonces por las calles Gobierno y Alianza hoy conocidas como Presidente Montes y La Plata.

Paralelamente se realizaban las gestiones para la construcción de su edificio, inicialmente en el terreno ubicado donde hoy se levanta el Hospital General y que fuera canjeado por el terreno que ocupa actualmente el Edificio Histórico de la FNI. Cumplidos los requisitos para su construcción y autorizada la misma por las autoridades político-administrativas del Departamento conjuntamente la dirección y la Junta Inspectora preparan la inauguración de los trabajos para el 3 de julio de 1906 e invitan al señor presidente de la República a colocar la piedra fundamental. Arribó la comitiva de la sede de Gobierno presidida por el Dr. Ismael Montes Presidente Constitucional de la República en la fecha señalada y en los predios de la escuela se colocó la piedra fundamental de construcción del Edificio y el Señor Ministro de Justicia e Instrucción pronunció este memorable discurso:

“Señor presidente de la República, señores: Muy noble aspiración me parece que el Jefe de Estado quiera marcar la huella de su paso con obras benéficas y progresistas. Mañana comenzará a abrir el surco por donde deben correr en copiosos raudales, la vitalidad de la Patria y ahora comienza, en fiesta modestísima la colocación de la piedra fundamental del edificio en que deseamos glorificar y enaltecer el trabajo del minero boliviano señalando el rumbo de una labor menos empírica y deficiente que hasta hoy.

La Escuela de Minería de Oruro, ha comenzado a brotar al calor de patrióticas aspiraciones, pero no ha podido notarse que su prosperidad sería incierta si no le diéramos una base sólida proporcionando hospedaje a sus alumnos que concurren a desenvolverse. He ahí la razón y la necesidad de proporcionarle un edificio propio cuya primera piedra colocamos bajo los auspicios de la corriente de sentimientos generosos que en vano se intenta desviar.

Y no es este señores, un simple simulacro ocasional, sino la exteriorización de un propósito más decidido….”

Los presagios de la creación de esta escuela, en sentido de que se constituiría en un crisol del que emergerían las mentes más brillantes para contribuir al desarrollo del país, hoy son una realidad que nos permite indicar que la Facultad Nacional de Ingeniería ha cumplido y cumple, a cabalidad las expectativas de su creación, miles de ingenieros han salido de sus aulas para contribuir con su conocimiento al engrandecimiento de nuestra patria.

Por las casualidades de la historia un año mas tarde el año 1907 en la Plaza del Regocijo, hoy Castro de Padilla, se inicia la primera plantación de árboles en Oruro, que desarrollaron crecieron y se convirtieron en robustos, vigorosos y frondosos árboles, a la par de ellos la Facultad Nacional de Ingeniería se desarrolló con la misma fortaleza y es hoy, una institución educativa que cobija en su seno a catedráticos y estudiantes que, emulando el crecimiento de esos copiosos árboles, se mantiene fuerte e incorruptible. Tiene el orgullo de haber sido acreditada internacionalmente en todas sus carreras, de esta manera rinde cuentas a la sociedad certificando que sus profesionales, se forman con los estándares internacionales que rigen en la educación. Felicidades Gloriosa Facultad de Ingeniería, que el supremo creador continúe inspirando a sus componentes para seguir adelante, buscando siempre la excelencia académica.

Fuente: Ing. Alfredo Vargas Oroza, DECANO FACULTAD NACIONAL DE INGENIERÍA