La minería boliviana debe reestructurarse

Asumiendo responsabilidad directa sobre el manejo administrativo del sector productivo más importante del país, como la minería, el gabinete económico del actual Gobierno, tiene una obligación de cumplimiento inmediato y que corresponde a reestructurar todo el “aparatoso” sistema administrativo del sector que en más de una década, no ha sido capaz de emprender ni un solo proyecto de alto rendimiento en el orden renovador de la vieja minería.

Las autoridades del “autoliquidado” gobierno nacional en octubre del año pasado, confundieron a la ciudadanía mencionando “grandes proyectos estratégicos mineros”, mencionando millones de dólares en inversión, lo que en realidad significaba su ineludible responsabilidad de encarar el desarrollo de la explotación del litio en los salares de Uyuni en Potosí y Coipasa en Oruro, algo que no podía seguir en fase de observación, pues teniendo la riqueza a “flor de tierra”, y la presión ciudadana, no era posible postergar más tiempo el arranque de ese proyecto, que además por sus características, asegura una millonaria recuperación de inversión y utilidades.

Observando de ese modo el caso de “inversión” en dos proyectos mineros, indudablemente que los dineros tenían que fluir para abrir el interés de los verdaderos interesados en la explotación e industrialización del litio, en la zona del altiplano boliviano, donde se encuentra la reserva más grande de litio de Sudamérica, posición que evidentemente despertó intereses, aunque algunas de esas ofertas se trasladaron a Chile o la Argentina donde las condiciones de operación con el litio, son más fluidas y más seguras. Tuvo que recurrirse a una empresa china, para lograr “rearmar” el proyecto del Mutún, que a la fecha avanzó muy poco y confronta algunos problemas según se observó.

En estas condiciones es que ahora, con una renovación de las autoridades del ramo minero, se espera la aplicación de medidas especiales para “limpiar la política” en el portafolio minero y encarar una “reestructuración” total que comience en la burocrática Comibol y termine en las empresas que administra la estatal minera, sin resultados favorables.

Algunas de las nuevas autoridades posesionadas no hace mucho, han mostrado interés por recomponer y devolver su potenciamiento a la Comibol que en tiempo pasado, era la empresa más importante del país, responsable de generar las divisas que impulsan el desarrollo del país. De esos tiempos hay que recordar que las utilidades de la minería, consolidaron el desarrollo de la rica y progresista Santa Cruz.

En el tiempo presente, la minería requiere de fuerte inversión que debe ser canalizada por el Estado para impulsar abierta y decididamente un proyecto de magnitud para la prospección y exploración de nuevos yacimientos, de modo que en determinado tiempo, pasen a convertirse en los emprendimientos que aseguren el desarrollo sostenible del país, avanzando en el proyecto sustitutivo de la minería tradicional, convirtiéndola en soporte de una nueva industria que haga posible el uso de nuestra materia prima con valor agregado, en el surgimiento de industrias competitivas. La inversión es ineludible en la transformación de nuestra minería y fortalecimiento de la metalurgia. Agencias.