Loading...
Invitado


Domingo 25 de marzo de 2012

Portada Principal
Revista Dominical

Crónica revolucionaria de amor y de muerte

25 mar 2012

Fuente: La Patria

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora

Ahora que todo es revolucionario en nuestra pobre República extinta… escribo mí crónica revolucionaria de amor y de muerte, para no quedar al margen de la rebeldía que impera en nuestros días. Todo es reinventado de manera novedosa y rápida en nuestra triste República extinta. Pero nadie puede recrear el amor ni la muerte… Tampoco, la revolución puede modificar mis recuerdos de septiembre.

En septiembre las flores de los durazneros cayeron, por culpa de la granizada atroz, que destrozo la esperanza de una cosecha deliciosa, que permitiera ganar unos pesos para comprar unas ropitas para que los más pequeños estrenen en la navidad…Precisamente en septiembre, el mes de las flores.

Esta intuición maldita me dijo que las cosas no andaban bien. Operaron al comandante, otra vez, no sé qué fue lo que le extirparon últimamente… Al otro, al de la isla, le quitaron el recto, le inventaron otro orificio para que excrete a cada pocos minutos, por eso el hombre ya no aparece tanto en público, tampoco se hace al Dios. Seguramente hiede… Es el ocaso de algunos héroes auto nombrados. Lo peor, es que otros surgen como hongos para seguir destrozando a multitudes desamparadas.

Las multitudes desamparadas son los iguales que andan separados por las veredas de la vida, sin percatarse que la unión es la única revolución que puede hacer frente a sus miserias.

Son tantas las miserias multiplicadas día a día… Pareciera que la brisa de septiembre polinizó de infortunios nuestra pobre República extinta.

La revolución está cambiando el nombre de todo…

En septiembre cumplió un año que recordé que te amaba desde hace siglos… Recordar, precisamente en septiembre, en el mes del amor… Hace siglos que estoy sin entender tu manera misteriosa de amar sin sufrir. También son siglos que sufro, porqué te amo sin ser correspondida…

Ahora todas las Leyes son revolucionarias…

Mientras unos ocultaban sus males, otros vendían el oro de Santo Corazón sin dejar regalías; directamente pasaban el oro por la larga y abandonada frontera, destruyendo impunemente la selva, mutilando el futuro de las nuevas generaciones. Son pocos los que se imaginan las tragedias en las fronteras…

Por otro lado, en las fronteras desnudas por el viento gélido, los hombres caminan en la noche, duermen ocultos en el día para no ser vistos por los helicópteros del país vecino, que no quiere que ingrese el perverso polvo blanco, que devasta a la juventud como una indefensa rosa aplastada por un tractor, en una fresca mañana de septiembre.

La revolución no disminuye la malandanza de la gente…

Entonces, en septiembre, derramé lágrimas por mi amor no correspondido; mis lágrimas se mezclaron con las lluvias torrenciales que comenzaron a inundar gran parte del territorio; precisamente, la franja territorial que no estaba muriendo por la sequía.

Las Leyes revolucionarias no se perciben en el cotidiano de las mayorías…

Muchos desamparados, por inúmeros motivos, empezaron a marchar en septiembre, y siguen marchando para hacer escuchar su voz. Desgarra mi alma ver el dolor gotear en forma de sudor sobre tantos rostros derrotados por falta de esperanza ante tantos problemas e injusticias que les toca enfrentar.

Mi alma desgarrada anda un tanto derrotada, pues tampoco tiene esperanza que correspondas a mi amor y que paseemos abrazados bajo la fina lluvia en una tarde de septiembre.

Las lluvias intensas derrumbaron casas, en medio a la oscuridad de la noche, y la lama soterró a mucha gente. La miseria anda campeando sin clemencia y los aliados políticos están construyendo una usina nuclear… ¿Quién les dijo que terminaran de construirla? Otra vez esa intuición maldita que me dice que todo terminará mal.

Nadie es una isla. Las posibles armas de destrucción masiva antes de terminar de ser construidas, destruyen a las multitudes desamparadas de los países que las intentan construir. También destruyen a los países amigos de estos países, posibles destructores masivos…

La revolución no disminuye mis penas…

Es todo tan cruel… Siento mucho y no basta…El rumbo de la vida no depende de mí. El rumbo de la vida tiene la fuerza de las lluvias de septiembre y lleva las flores que arrebata a la tierra por el torrente desgobernado…

Mi amor por ti me arrebata la cordura y no me avergüenzo de añorarte día y noche como añoro la reconstrucción de nuestra República extinta, mientras la muerte ronda los sueños de los encarcelados que gritaron que estaban en contra de la revolución.

La muerte acecha a los niños desnutridos, mientras recoge las almas de las mujeres que se desangran por culpa de un aborto clandestino. La muerte es siempre igual: era muerte antes… es muerte ahora. No es la muerte revolucionaria. Es la muerte no más.

La revolución no pudo cambiar la muerte, pero, trata de cambiar nuestros héroes olvidándolos; asimismo desentierra a héroes olvidados con nombres nuevos que difícilmente quedaran en el imaginario colectivo.

Nuestro imaginario está plagado de recuerdos imborrables de nuestra vieja y pobre República extinta. Es igual a mi alma cubierta por tu recuerdo lejano, nadie podrá borrarlo.

La libertad de pensamiento es un acto revolucionario que la revolución no acepta. Es incongruente ser revolucionario y no permitir opiniones contrarias. Las incongruencias del mundo no lo hacen mejor.

Te amo en silencio en las noches sonámbulas… Es un amor inocente como el rocío de las mañanas de septiembre. Es un amor sempiterno como suele ser el amor verdadero. No es un amor revolucionario, porque no podría agarrar un fusil. Es un amor calmado, que tiene la paciencia de un amor eterno.

Casi dos siglos de amor por nuestra República extinta, que fue construida a partir de ideales revolucionarios, de hombres que utilizaron su libertad de pensamiento para construir una tierra libre. Lograron parir nuestra, ahora, extinta República, antes de los primeros rayos del sol de septiembre.

Después, vino la revolución, que con una metralla de improperios mató nuestra pobre República. Existen flores que mueren en plena primavera… Otra vez esa intuición maldita que me dice que las cosas están mal y que la muerte llegará antes de septiembre, cortando las flores para adornar las tumbas en los cementerios.

Es siempre igual, la hermenéutica de la vida es revolucionaria por sí misma; sorprende al amor y a la muerte. Muchos mueren por nada… Mientras yo muero por tu amor…

Fuente: La Patria
Para tus amigos: