Loading...
Invitado


Domingo 25 de marzo de 2012

Portada Principal
Revista Dominical

El alegato histórico de Juan Siles Guevara

25 mar 2012

Fuente: La Patria

Por: Marlene Durán Zuleta - Lic., poeta, escritora y compositora

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Al recordar la Guerra del Pacífico, volvimos a revisar los documentos, la historia otra vez se alzó en el infinito, no se puede frenar el ansia de rememorar nuestro espacio de Mar.

Aunque pasen quinientos años, estará perenne como epitafio, ¡Chile es depredador! Y levantaremos una y otra vez nuestras voces de protesta, no se pierden las barreras, ni la identidad de los que defienden aun estando ausentes.

Vive a quien se recuerda y muere cuando se le olvida. Precisamente en marzo rememoramos el nacimiento de Juan Siles Guevara, hombre probo, perenne con su alegato histórico, reposa en el panteón de los notables de Oruro.

Nunca se limitó a hablar del Mar que tanto lo apasionaba, estaba identificado hasta el alma con Bolivia, no decaía, se fortalecía y con frecuencia defendía las aguas, que son nuestras, Atacama, Tocopilla, Antofagasta,

Su férrea voluntad fue editar en cinco ocasiones el ensayo crítico: “Chile y Bolivia. Esquema de un Proceso Diplomático”, la Universidad Mayor de San Andrés junto a ILDIS, abrió las puertas de la imprenta y permitió multiplicar su obra, honrando su palabra, como miembro de la Sociedad de Historia, las Academias de la Ciencia y la Lengua de nuestro país. No podía privar al mundo en no conocer que Bolivia nació con Mar. La Comisión Nacional de Recordación de la Guerra del Pacífico se aunó e hizo propicia en el Centenario del conflicto bélico con la cuarta edición el año 1979 y 1980, además la Fundación “Manuel Vicente Ballivián” publicó en inglés: “Bolivia’s right to the Pacific Ocean” y en francés la “Comission Nationale Pour la Rememoration de la Guerre Du Pacifique” “Le Droit Bolivien au Pacifique”

La campaña que realizó el señor Jaime Eyzaguirre, al ocupar el cargo de Ministro Consejero de la Cancillería mapochina, fue precisamente utilizar argumentos adversos a nuestros intereses, buscó desacuerdos, mostró un cuadro negativo destacándose como hábil confabulador. En el Boletín de Guerra de Chile, nos acusan de ser “perturbadores, ellos arrojaron guijarros en el camino”.

Quienes tuvieron la fortuna de ser sus alumnos en la Carrera de Historia de la UMSA, deben rememorar sus clases de constante lectura e investigación. La Biblioteca de la Cancillería era un singular refugio de energía porque ahí estaba su misión y visión de leer y escribir, descubrir con fervor que los libros son el mayor tesoro, insustituibles en sus páginas, porque la tinta y las hojas combaten, no se rinden.

Juan, como diplomático tuvo la posibilidad de estar en otros países y la experiencia amarga es habérsele prohibido desarrollar su trabajo en las bibliotecas chilenas, lo que determinó finalmente su expulsión. Sus constantes visitas habían sido observadas, nunca se arrepintió de haber investigado, de haber escrito la verdad.

Como afirmaba el escritor boliviano Porfirio Díaz Machicado: “Una alta y noble controversia; Juan Siles Guevara, entrega al público de Chile y Bolivia un trabajo que será trascendente y útil. El experimentado historiador chileno, don Jaime Eyzaguirre, comprenderá plenamente la dimensión de las ideas de quien le formula reparos y advertirá que hay un sentir honorable en todos cuantos tocan la lava ardiente que se deriva de la Guerra de 1879. La réplica tiene un sabor que abandona el agraz –pluma joven es quien la escribió– para ofrecer un primer vino de razonador sereno y comprensivo”.

La obra de Juan, está condensada en cuatro valiosos capítulos. Nuestro historiador manifiesta sorprendido por la actitud oscura y vacía del historiador chileno, que persuade e intenta restaurar documentos inventados de sus colegas historiadores, intenta apelar a otros escritos sobre la Guerra del Pacífico, sin el propósito deseado; Eyzaguirre señala: “Chile no hacía, pues, más que recuperar lo que le pertenecía por herencia histórica y por la voluntad denodada de sus hombres de trabajo. Pero este paso legítimo desencadenó la dolorosa guerra con Bolivia y su secreto aliado, el Perú”.

A estas argucias, Siles asume la posición nítida, correcta y responde: “Las altaneras reclamaciones del ministro chileno acreditado en La Paz, y la presión de un blindado de guerra, decidieron al gobierno de Daza a suspender el cobro del impuesto, pero, al mismo tiempo, rescindir el contrato con la compañía reclamadora avecindada en Chile (6-II-1879). Ante la rescisión el ministro chileno en La Paz envió una nota a la Cancillería Boliviana, exigiendo respuesta en 48 horas sobre aceptación del arbitraje, previa suspensión del impuesto (8-III-1879).Bolivia contestó que no trataría mientras el blindado “Blanco Escalada” amenazara sus costas (12-III-1879).

Según Eyzaguirre “La guerra entre Chile y Bolivia fue de corta duración. El 26 de mayo de 1880, los ejércitos de esta última eran batidos, y desde entonces la contienda quedó circunscrita a Chile y el Perú. Bolivia se replegó a sus montañas y dejó entregado a su suerte al aliado de la víspera. Como al fin el último, después de una larga resistencia, se avino a firmar un tratado de paz en 1883, Bolivia, perdida ya toda esperanza, convino en suscribir con Chile un pacto de tregua el 4 de abril de 1884”.

Juan Siles, analiza la versión de Eyzaguirre, dichas concepciones escritas en la oscuridad, en el rencor, en el desconocimiento, no hacen otra cosa que llenar de vigor y coherencia a quien defendió nuestra soberanía a través de los alegatos. Es sabido que el objetivo de Chile, siempre es expandir su territorio, es decir aumentar y querer dominar.

Siles, responde:”Florentinamente el Gobierno Chileno, durante el primer año de guerra, procuró romper la alianza ofreciendo a Bolivia Tacna y Arica, si rompía con el Perú y se ponía de su lado. Leal a sus compromisos, Bolivia no aceptó las proposiciones chilenas, siendo derrotada junto al Perú”.

“Hay, además, un punto capital que el señor Eyzaguirre deja en el tintero al hacer la historia de las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Chile; que las centenarias relaciones entre ambos países, no se han circunscrito a una constante pugna de límites, como fluye de su estudio, sino que los actos positivos y constructivos juegan también un importante papel; porque, en el fondo, las radicales y profundas convergencias, y las llevan a un destino común como lo anticipara el genio visionario de Andrés de Santa Cruz. Sensiblemente, tan singular actitud ha sido continuada y aumentada por otros publicistas chilenos como Conrado Ríos Caballero, Francisco Encina y Espinoza Moraga que, como en un movimiento orquestado han seguido sus aguas, publicando monografías que pretenden ser históricas, pero que sólo son meros alegatos de límites”.

Han pasado 36 años desde la primera edición de los alegatos de Juan Siles Guevara, y siguen vigentes estas valiosas páginas de la historia. Todavía estamos enclaustrados, continúa la posesión de las aguas del Silala, nuestro ferrocarril es manejado por capital chileno. Como refutara Cástulo Martínez irónicamente chileno de nacimiento, cuando dice que debemos despertar del letargo y ya no deberíamos aceptar más contrabando, porque sus compatriotas viven de dañar la economía boliviana.

Es indudable a pesar de tanta frivolidad, de mentiras acumuladas, de ignorar o sesgar el litoral que siempre nos perteneció. Bolivia nació teniendo Mar hoy, no solo está en el corazón sino en la mente. Se mantendrá viva y latente nuestra aspiración, porque los ríos de palabras, recordarán siempre a futuras generaciones, jamás renunciaremos a los pliegues de las olas ni a los marineros en altamar.

Fuente: La Patria
Para tus amigos: