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El análisis desapasionado de los acontecimientos y de las personas es el mejor antídoto contra el exceso de información y las falsas noticias - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Viernes 26 de junio de 2020

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Cultural El Duende

El análisis desapasionado de los acontecimientos y de las personas es el mejor antídoto contra el exceso de información y las falsas noticias

26 jun 2020

Fuente: Entrevista con H.C.F. Mansilla:

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Muchas voces de filósofos y pensadores se han escuchado en torno a los cambios que la pandemia del Covid-19 causará en el mundo. Žižek, Chomsky y varios otros ¿Cuál es su opinión respecto al pensamiento contemporáneo en este contexto?

Sostengo una opinión negativa sobre ese tipo de teorías siempre a la moda del día. En América Latina y en otros países del Tercer Mundo hay una extraña admiración por cualquier moda que proviene de los centros metropolitanos, tanto en filosofía como en literatura y en muchos ámbitos culturales. Es la misma gente que protesta retóricamente contra el imperialismo. No es algo serio. El historiador boliviano Gabriel René Moreno ya percibió esta tendencia entre los intelectuales revolucionarios de la Audiencia de Charcas hacia finales de la época colonial. Slavoj Žižek y Noam Chomsky disfrutan en Europa de una reputación mucho menor que en estas tierras, ya que en ellos se halla a menudo un elemento de fingido radicalismo y dramatismo. Ellos no representan al “pensamiento contemporáneo”, sino a sus propias personas. Žižek cree, por ejemplo, que la pandemia generará indefectiblemente un “comunismo renovado”, lo que constituye una simple ilusión sin relevancia.

¿El filósofo cumple una misión tranquilizadora al brindar, sino certezas, al menos, reflexiones sólidas? ¿Algunos buscan en la filosofía lo que otros buscan en la religión o en la ciencia? ¿Por qué cree usted que se ha recurrido a ellos, cuando habitualmente sus opiniones suelen permanecer en ámbitos académicos más reducidos?

Casi nadie “recurre” a filósofos en tiempos de crisis ni en ningún otro. Se trata de una confusión benevolente. No creo tampoco que exista la inclinación a “buscar” en la filosofía lo que no se halla en la ciencia o la religión. La filosofía es, por suerte, una disciplina académica y libresca con poquísimos participantes. Los filósofos auténticos – no los muchos farsantes de feria – tienen como función precisamente la de cuestionar certidumbres aceptadas como tales.

¿Puede la filosofía brindar algunas pautas para no naufragar en el mar de información que circula? Porque todo parece indicar que estamos en una era en la que el exceso de información (y la inevitable información falsa) ya forma parte de la realidad.

Desde la más remota antigüedad ha existido una opinión crítica, consagrada al análisis desapasionado de los acontecimientos y de las personas. Es el mejor antídoto contra el exceso de información y las falsas noticias. No hay una pauta única en este sentido. Lo relativamente más razonable es mantener una sana distancia con respecto a todas las opiniones que pululan en las redes sociales.

Precisamente, respecto a ese punto. La cuarentena ha impulsado el uso de las tecnologías de comunicación y las redes sociales y otras plataformas han aumentado en mucho los foros, conferencias, reuniones virtuales y otro tipo de eventos. El Colegio Abierto de Filosofía, por ejemplo, ha transmitido varias conferencias suyas con notorio éxito de audiencia. Eso nos muestra una de las vías de difusión y apropiación de ciertas ideas que se ponen en circulación. ¿Cuáles eran (o son todavía) las vías para que un pensamiento filosófico se difunda y tenga posibilidad de influencia en la sociedad?

No hay, por suerte, ninguna receta siempre válida a este respecto. Las ideas filosóficas se pueden comunicar mediante un sinfín de medios. El mejor camino, según mi modesta y anticuada opinión, sigue siendo el libro clásico.

Además del suyo, pocos nombres acuden a la memoria al pensar en nuestro medio ¿Dónde está la filosofía en Bolivia, en la universidad, en algunos autores que publican tratados o ensayos? ¿Qué pensadores bolivianos considera relevantes y qué tendencias de pensamiento puede mencionar que hayan tomado cuerpo en nuestro país y estén vigentes?

Lo que está vigente, es decir: en la boca de la opinión pública circunstancial, no es justamente lo que puede resultar valioso a largo plazo. Lo que “ha tomado cuerpo”, como Vd. dice, es la porción menos rescatable del quehacer intelectual boliviano: el nacionalismo, el socialismo, el populismo y algunas tendencias indianistas. Todas estas corrientes reproducen el legado histórico-cultural del autoritarismo y del dogmatismo, que arrastramos desde la época de la colonia española y quizá de tiempos anteriores. Es el tipo de producción intelectual que le gusta a la mayoría de la población porque lo considera lo propio, lo auténtico, lo entrañable.

El pensamiento filosófico importante no se halla necesariamente en el claustro universitario. Habitualmente lo vigente es la moda del momento, lo menos valioso a largo plazo. Creo que aún son relevantes Gabriel René Moreno, Alcides Arguedas, Mariano Baptista Gumucio, Josef Estermann, Jorge Lazarte, René Antonio Mayorga, Roberto Lazarte, Blithz Lozada Pereira, Pedro Portugal, Robert Brockmann y Gonzalo Lema. Puede ser que me olvide de algún nombre importante.

Mi memoria está algo deteriorada. Comparando con sociedades de población similar en todo el Tercer Mundo, Bolivia se destaca por la calidad de su ensayística política y filosófica. Pocas naciones de dimensiones parecidas pueden exhibir una producción similar. Cuba, por ejemplo, con más de sesenta años de un régimen socialista radical, no ha producido ni un solo pensador marxista que pueda compararse a René Zavaleta Mercado.

Fuente: Entrevista con H.C.F. Mansilla:
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