Loading...
Invitado


Viernes 05 de junio de 2020

Portada Principal
Revista Dominical

Franz Kafka es exhaustivo e interminable

05 jun 2020

Fuente: Por: Dr. Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Las obras de Kafka se las conoce por la acción de los editores que acentúan la difusión sólo de las obras más conocidas y que constituyen los íconos de este inextricable y excepcional escritor.

Como ejemplo de poca difusión citamos "Carta al padre" y, el que leyó esta obra constatará lo intensa e influenciable que se erige en su esencia y que puede marcar al sujeto para toda la vida, se sentirá embelesado por la narrativa de Kafka describiendo con desgarrador realismo hasta los detalles más profundos e íntimos sobre la urdimbre complicada en una relación padre e hijo o hija y lo que puede enseñar los padres e hijos actuales en su contacto.

Si esta lectura se recomendara por los padres a los hijos cuando surgen las inevitables discusiones existenciales y los gritos de más libertad que constantemente reclaman los hijos, se atenuaría la tensión y se vislumbraría la cruda realidad de la vida y cada uno haría su mea culpa y reconducción de sus actitudes.

El mérito de Kafka en esta pequeña obra es la crítica simultánea que hace a su padre y a sí mismo, es decir, él no se expurga de sus faltas, acción que requiere en los humanos extrema sinceridad y análisis diáfano de su persona, o sea una introspección como la definió Sócrates. Anhela establecer una relación estable, respetuosa y consecuente a los roles de cada uno.

Esta obra la leí en Múnich, en los tiempos de estudiante y confieso que me dejó perplejo por las coincidencias incontrastables que fungían en mi propia vida. La leí nuevamente después de tres años, también en Múnich, y mi asombro fue mayor al comprobar que había dejado algunos pasajes sin el ingreso de intelección necesario.

"La Metamorfosis", es una lectura psicológica con una inacabable influencia de la fantasía, imposible de quitar de la mente por un buen tiempo.

Imagine la lectora o el lector, dentro de esta fantasía, que si todos los que sufrimos el hierro candente del avasallamiento de nuestra libertad; porque también es conculcación de la libertad cuando hoy se respira la injusticia en la justicia, por el temor que sentimos hacia ella y que inevitablemente se desprestigia con las sentencias no meditadas y alejadas de la aplicación correcta de los códigos y la insustituible y meticulosa apreciación de las pruebas, esa situación indefensa nos convertiría en bichos sin autoestima ni capacidad de decisión, viviendo sometidos al paroxismo del miedo y del poder.

Este notable y atormentado escritor, por su eflorescente sensibilidad, supo vaticinar la situación sobreviniente de la cantidad de dictaduras y gobiernos despóticos que emergerían y la exacerbación de las categorías raciales cuya percepción dogmática y discriminatoria devino en el nazismo y del propio comunismo.

Cuando visitaba Praga, motivado por el Dr. Ramiro Medina Terrazas, quien realizó dos doctorados en Química en Múnich, me fascinaba enlazar el ambiente de esa idílica ciudad y la influencia que presumiblemente cuando arraigó a Kafka en su inspiración para sus complicados temas: Praga era su musa.

Esta ciudad posee los cafés más acogedores, donde se confabula sobre el espectro político y las necesarias especulaciones que exigen intelectualmente a los participantes en las tertulias cotidianas que se inician temprano y acaban con el cierre del local, además de las confidencias que se recogen; en una extraordinaria similitud con el Café del Club de La Paz, el Club Social de Oruro, el de Cochabamba y el Club Social de Santa Cruz, sin olvidarse de la acogedora La Pascana.

Me dirijo al barrio judío, donde nació Kafka, de calles estrechas, con sinagogas, la más vieja data de 1270, y el famoso cementerio donde está enterrado. Aunque cuando joven no era muy religioso, al conocer a la joven Diamant se acercó al judaísmo.

La antigua sinagoga mantiene el espíritu de aquella época y en el edificio donde nació Kafka hay una placa conmemorativa al lado de un café. Hoy, el barrio es sede de boutiques elegantes, hoteles de lujo y joyerías donde el granate, la piedra preciosa Checa, de Bohemia, se engarza en variados diseños. Su color rojo oscuro, púrpura, tiñe la atmósfera del lugar.

A pocas cuadras se encuentra la plaza principal, Staromestskenam, presidida por la iglesia Tyn, gótica y bella, custodiada por el no menos interesante reloj astrológico, donde se asoma cada hora una calavera recordatoria. Hay que destacar que el casco antiguo de Praga es Patrimonio de la Humanidad desde 1992.

Visité la ciudad en Pascuas, lucía florida, con ferias en las plazas y música. Pudimos ver los grupos folklóricos con sus vistosos trajes y escuchar las canciones típicas. Imposible no recordar al compositor Dvorak, cuya casa quise conocer fuera de la vieja ciudad, pero estaba cerrada por reparaciones. También se encuentra el museo de Smetana, el otro gran compositor que vivió en la ciudad, ambos músicos pusieron en relevancia las tradiciones musicales de la región.

La ciudad fue fundada en el siglo IX, sobre el río Moldava, que hace un bucle y tiene un salto que limita su navegación. Fueron los celtas los que deambularon por estas regiones, luego los germanos, los eslavos, los eslovacos, los checos y?

Es muy bonita la leyenda que cuenta que la princesa Libuse cuando vio, en una profecía, una gran ciudad cuya gloria tocaría las estrellas: Praga. Se casó luego con Premysl fundando la famosa primera dinastía. Praga fue sede del reino de Bohemia, centro del imperio Austro húngaro y capital actual de la República Checa.

Al cruzar el Puente Carlos, se vive la escenografía de un pasado que parece intacto. Carlos IV dio impulso, en el Siglo XIV, a la ciudad, creó la primera Universidad de Europa central, alentó la construcción de edificios y terminó el puente que lleva su nombre, de 516 metros de largo, sostenido por 16 arcos y decorado con 30 estatuas. Las torres que lo resguardan son las más antiguas de Europa.

Al cruzarlo estamos en Mala Strana y el escritor Jan Neruda escribió Cuentos de Mala Strana (1877) sobre la burguesía que vivía en este barrio. Se encuentran, asimismo, la iglesia de San Nicolás (1704-1756), y la Iglesia del Niño Jesús de Praga, con un pequeño museo, no exento de ternura, que muestra los vestuarios del niño.

Para conocer los predios del Castillo de Praga hay que subir la colina. Encontramos, la iglesia barroca de Loreto, el Museo de Historia del Arte y los predios reales: la catedral de San Vito del SXIV, lugar de coronación de todos los reyes de Bohemia, el antiguo Castillo medieval con sus monumentales salas, la Basílica de San Jorge, la Galería Pinacoteca del Castillo, las torres Dalibor y Negra, y el Callejón de Oro donde se supone que los alquimistas creaban el oro.

El camino nos lleva a los antiguos viñedos de la familia real para descender hacia el lugar donde se encuentra el Museo de Kafka, museo privado, que reúne ediciones de los libros del escritor, algunas fotos y documentos.

La vida amorosa de Kafka fue sin duda tortuosa como su propia vida acechada por la tuberculosis y la incomprensión. Sin duda, caminaría por la ribera del Moldavia, vería la nieve caer sobre las torres y escucharía los campanarios de las Iglesias.

Alguna de las muchas cartas de amor que su primera enamorada Felice Bauer le dedica casi 500 cartas sin que la relación prospere, interrumpida por el conocimiento de una joven llamada "la suiza". Con Grete Bloch tuvo un hijo pero no llegó a casarse, tampoco lo hizo con Julie Wohryzek, en cambio, mantuvo una relación epistolar con su traductora Milena Jesenska, que inspiró al compositor Alberto Ginastera una bella "Cantata".

En una colonia de verano Kafka conoció a Dora Diamant, quien lo acompañó y recopiló sus escritos después de su muerte. Extrañamente, parte de ellos aún hoy están perdidos. Su amigo Max Brody y Dora, cuidaron de su obra y su posterior publicación.

Escuchamos conciertos en la Iglesia Husita y nos imaginamos la temporada musical en el Teatro Estatal donde Mozart estrenó Don Giovanni, o en el imponente Rudolfinum. Se puede asistir a estos teatros con previas reservas.

Caminar por la ciudad es un placer, por la diversidad arquitectónica: edificios de piedras del siglo XIII, sólidas estructuras del Renacimiento como el Palacio de Scharzenberg, el esplendido barroco que guardan algunas Iglesias, o ver los murales del ciclo de Épica Eslava de Alphonse Mucha (1860-1939), que tiene un interesante museo con sus obras de Art Nouveau.

La República Checa, tiene una historia convulsa de luchas: la Guerra husita, la Guerra de los Treinta Años, fuertes cambios después de la Segunda Guerra Mundial, el nazismo y el comunismo; la búsqueda de la independencia con la Revolución de Terciopelo, la Carta 77 y el liderazgo del dramaturgo Vaclav Havel, para constituir la República Checa, separada de Eslovaquia.

Yo viví la "Primavera de Praga", en París, junto a los estudiantes franceses que apoyaban a Checoslovaquia, (era su nombre aquel entonces), que buscaba la liberación del comunismo.

"Toda esa historia fue dura, muy dura", me dice un mozo que me alcanza el plato típico "Knedliky", unas bolas de harina sabrosas. "Yo era muy chico, recuerdo el dolor de mis padres, fue terrible, pero hemos vuelto a florecer."

Los checos sienten orgullo de su metrópoli, de la belleza de su arquitectura, de su difícil historia, de sus luchas y de no haberse dejado avasallar, así como su hijo, Kafka, quien luchó contra el autoritarismo del padre, luchó para ser escritor y luchó contra su enfermedad.

Pienso en "La insoportable levedad del ser", la novela del escritor checo Milan Kundera, que nos revela los tiempos de opresión comunista. Kundera, mientras vivió en Praga, fue profesor de cine en la Universidad, actualmente, el cine checo está impuesto en la

cinematografía mundial.

El Moldavia corre rápido, fluye sin ocultar su oscuro color, pero también puede convertirse en un espejo dorado cuando el atardecer se acerca y ser plata cuando la luna lo ilumina. Sentada en un café a la orilla del río recuerdo Buenos Aires y aquellas clases de Borges donde nos hablaba de Praga y de Kafka; algo une a estas ciudades; por eso, tal vez, son ciudades hermanas.

(*) Es abogado con varios

posgrados y escritor

Fuente: Por: Dr. Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)
Para tus amigos: