Adaptación a la flexibilización

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Al iniciarse el sexto mes del año, por razones y circunstancias de extrema necesidad, nuestras autoridades, aunque no de consenso, han tenido que ceder posiciones ante una inminente "desobediencia" social, por la necesidad de trabajar y obtener mínimos ingresos para subsistir. El prolongado tiempo de la cuarentena, ampliada por el crecimiento de casos de contagio en nuestro medio fue una prueba de disciplina obligada, pero al mismo tiempo de una seria complicación en el "estado financiero" de una mayoría de familias que dependen de la actividad comercial y como derivación de esta, el transporte público que también genera ingresos día por día.

Cuando se insinuó la posibilidad de una nueva ampliación de la cuarentena, ya se escucharon serias reacciones y una abierta disposición a romper con las medidas y elegir entre dos posibilidades, la de trabajar en las calles, o dejar sin sustento a la familia. La lógica determinaba ya la decisión ciudadana en Oruro.

Hay ejemplos que se rescatan de algunas ciudades de países vecinos, donde se ha logrado controlar el avance de la pandemia, son los casos de Uruguay y Paraguay, donde se han dispuesto sistemas de comercio organizado, en centros de abasto y también en las calles, respetando de manera especial, el "distanciamiento social", considerado un factor determinante, para evitar como lo explican los entendidos, el "salto del virus de persona a persona".

El asunto de "distanciamiento social" tiene que ver estrictamente con la distancia entre personas de por lo menos dos metros entre una y otra, por lo que deben facilitarse condiciones propicias para que se respete ese hecho considerado como el de mayor seguridad en las actividades de comercio y en la respuesta que también se espera de comerciantes, con "tapabocas y guantes" y una atención más rápida a los compradores.

Está visto que el coronavirus, no estima diferencias ni preferencias, se pega en la humanidad de cualquier ciudadano que no esté cumpliendo normas de seguridad que incluyen las de aseo constante de manos, desinfección con alcohol, limpieza de objetos que fueron o pudieron ser tocados por terceras personas. He ahí su peligrosidad y la única manera de resistirlo es con rígidas medidas de previsión y una resolución familiar, de "quedarse" en casa la mayor parte del tiempo, especialmente las que no tienen motivo de salir a las calles.

Este proceso de "ordenamiento civil" nos permitirá adaptarnos paulatinamente a un modo de vida diferente, es la consecuencia del proceso que no debe ser alterado y menos contradicho por impulsos de cierta gente que no entiende la magnitud de un peligro que puede hacer estragos en cualquier comunidad.