Molestosa virulencia política

No sólo por buscar afinidad de elementos, el virus chino y algunos otros que se identifican por su color en nuestro país, calificamos ciertos hechos, como resultado de acciones virulentas que deberían ser controladas, suprimidas y en su caso sancionadas, pues para esos virus opositores no hay cuarentena que valga, ni medidas que se respeten, por lo mismo deben erradicarse del modo más práctico, poniendo a buen recaudo a los infractores.

La pandemia con el coronavirus ha puesto a la colectividad internacional, contra la pared, como lo reconocen, dignatarios de Estado y políticos en todos los extremos del continente, asumiendo la responsabilidad de luchar contra el enemigo invisible como lo están haciendo con una serie de medidas que tienen el objetivo de cuidar la salud humana.

Lo inaudito es que algunos virus con camiseta política azul como los identifican las autoridades de Gobierno, se dan a la tarea de confundir a la opinión pública señalando que el coronavirus, no existe, que se trata sólo de un invento de la derecha capitalista, desconociendo premeditadamente que el virus chino viene de un país extremadamente izquierdista y que ahora circula para amedrentar a la potencia capitalista del mundo, arrastrando en su camino a moros y cristianos que no tomen las providencias de enfrentar la pandemia con unidad y disciplina colectiva.

Este es un tiempo en el que deben coordinarse tareas conjuntas para evitar un caos ciudadano y un perjuicio mucho más duro a nuestro sistema productivo y toda la economía nacional. Otros países están logrando controlar al Covid-19, pero se trata de medidas adecuadamente aplicadas, cumplidas bajo regulaciones de alta disciplina y responsabilidad solidaria, que permite a cierta gente trabajar en turnos y días especiales, mientras que la ciudadanía concurre a centros de abasto y otros negocios, bajo cuidados especiales en los que se impone voluntad y responsabilidad de cada persona, preocupada de facilitar la práctica de medidas solidarias y en ningún caso de alterar el orden constituido, amenazando, bloqueando, dañando la propiedad privada y pública instigando a contravenir las medidas de seguridad familiar y laboral.

Es importante que los órganos del Estado asuman seriamente el rol que les corresponde, que las nuevas figuras que conforman el equipo de gobernabilidad sean altamente cumplidoras de sus promesas de servicio y no admitan sucias presiones, que emergen de un estado caótico dirigido desde fuera del país por elementos autodesplazados de la función pública tras revelarse sus intentos fraudulentos de prorrogarse en el manejo arbitrario de los bienes del Estado.

Ya es tiempo de que prevalezca la autoridad, que se respete el estado de derecho que respalda la Constitución y que se ponga en el lugar que corresponde a los que alientan peligrosa virulencia partidaria.