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Don Julio, un ejemplo que hace frente a la crisis con ingenio y mucha energía - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Viernes 29 de mayo de 2020

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Revista Dominical

Historias de cuarentena

Don Julio, un ejemplo que hace frente a la crisis con ingenio y mucha energía

29 may 2020

Fuente: LA PATRIA

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En esta época de pandemia se comenzó a utilizar con mayor énfasis, la palabra resiliencia que si bien ya estaba establecida en el diccionario, no era muy conocida, sin embargo, se adecúa en este momento de crisis sanitaria cuando el Covid-19 hace de las suyas en el planeta Tierra.

Resiliencia "en facilito", es la capacidad que tienen algunas personas de adaptarse positivamente en la adversidad. Es decir, que es muy difícil que lo malo haga mella en su integridad y por el contrario busquen una oportunidad para subsistir.

BICITAXI

Ese concepto engrana perfectamente en don Julio, así se hace llamar él, un ciudadano de 34 años que nació en La Huachaca, departamento de La Paz, pero que por circunstancias del destino está gran parte de su vida en Oruro.

Don Julio como los más de 11 millones de bolivianos sentimos los efectos de la pandemia, obviamente unos con ojos políticos, otros con ojos de espanto, algunos adoptando posturas en el sentido de que el fin estaría muy cerca, pero muy pocos vieron que con ingenio y fuerza de voluntad, es posible sobrevivir ante la adversidad, es así que desde que se inició la cuarentena en Oruro, a mediados de marzo, él pensó que tenía que hacer algo.

Nuestro protagonista es albañil y se ganaba la vida antes de la crisis sanitaria, haciendo trabajos en construcciones o arreglando lo que se podía en las casas. Pero, al escuchar que había una orden para que todos se queden en los hogares, establecida en la cuarentena, comenzó a pensar y encontrar algo que evite pasar un mal momento, sobre todo económico y con su inteligencia, pueda salir adelante para mantener a su familia.

"Tenía que generar recursos para subsistir y mantener a mi familia. A un principio hice ganchitos para levantar ladrillos, los fui vendiendo, pero con el paso de los días se iban cerrando los puestos y no había ingreso económico. Logré reunir algo de dinero para fabricar una calandria para llevar gente", indicó.

CALANDRIA

La calandria, es una especie de carrito que está unida a su bicicleta montañera, fabricada con puro tubo, cuyas piezas fueron soldadas con mucho cuidado a fin de tener un vehículo sólido y que no presente problemas al momento de utilizarlo, ahí nació la idea del bicitaxi.

Don Julio invirtió los 800 bolivianos que tenía de ahorro para construir ese vehículo que no tiene motor, funciona a tracción humana, cuyo sacrificio implica un esfuerzo físico descomunal. Por eso las horas de trabajo que emplea no son muchas porque termina rendido hasta algo más de mediodía, ya que las rutas por las cuales va no sólo son rectas, sino también subidas y con existencia de baches, lo que dificulta más su recorrido.

Esa tarea la concluyó a mediados de abril, cuando estuvo listo el vehículo de cuatro ruedas, comenzó a trasladar gente y se volvió toda una atracción.

A un inicio, don Julio no imaginó qué impacto tendría, pero con el pasar de los días supo que sin querer había logrado tener éxito, por la cantidad de llamadas que comenzó a recibir en su celular y las reservas que hacía la gente.

Sin embargo, no era todo, sino que muchos más ciudadanos se unieron a ese emprendimiento y de una manera u otra, también lograron fabricar sus vehículos, quizá no como el bicitaxi de don Julio, pero que de alguna manera permitió que con el tiempo, se puedan reunir y establecer una especie de asociación, hoy compuesta en total por cinco personas.

TRANSPORTE

Don Julio pensó en ese tipo de vehículo, para facilitar el viaje de las personas ante la ausencia del transporte público, que por ahora está ausente. También permitir el traslado de bolsas o sacos del mercado hacia sus domicilios y viceversa.

Pero también pensó en la comodidad del pasajero, quien tiene una sombrilla para no quemarse con el sol. El carrito o la calandria, lleva debajo del asiento del pasajero que está acolchonado, una especie de repisa, donde el usuario puede poner sus bolsas de mercado. Tiene una capacidad para dos quintales.

"Nos ganamos el sustento del día, trabajando con el esfuerzo físico a todo lo que se puede dar. Es demandante esta actividad, por ello me gustaría que más gente pueda sumarse a este emprendimiento y saque sus carritos, principalmente en esta época. Me gustaría partirme en más, pero no puedo, porque desde las siete de la mañana pedaleo y termino muerto hasta la una de la tarde", indicó.

A diferencia de los primeros días, don Julio se encargaba de recoger pasajeros en la calle, al menos quienes pedían de sus servicios, en cambio ahora sus clientes lo contratan incluso un día antes con mensajes de WhatsApp. A veces le hacen levantar a las cuatro de la mañana para cumplir con algunos contratos.

Se disculpó de muchos clientes, porque no alcanza a cubrir con lo requerido debido al tiempo o la distancia.

"Me canso y a veces me pongo a descansar en una esquina. El primer día me ha dado un fuerte calambre por sobre esforzarme. Por suerte gente linda me ayudó por el Socavón porque me esforcé la primera vez con la bicicleta. Entre lo positivo es que comencé a perder peso, estaba gordito y gracias a la bicicleta comencé a bajar de peso", afirmó.

Añadió que los funcionarios policiales y militares le permiten ingresar al mercado, siempre y cuando el pasajero que lleva, tiene el número de cédula permitida para la salida de abastecimiento, o también cuando llevan a una persona de la tercera edad o con discapacidad.

BIOSEGURIDAD

Un aspecto que es importante para don Julio es la bioseguridad, que si bien mantiene la distancia de su pasajero con la separación de la calandria, lo que hace antes de recibir el dinero por el pago del servicio, es rociarles con alcohol en gel en las manos.

Asimismo, como un elemento del bicitaxi está su radio que funciona con batería portátil y mediante bluetooth coloca la música desde su celular, que le hace más ameno el trabajo, incluso le da mayor energía para continuar pedaleando.

COSTO

Respecto al costo, señaló que la tarifa varía según el peso y la distancia, ya que el transporte que tiene no es a motor, aspecto que algunos ciudadanos no valoran, ya que el esfuerzo que hace es físico.

Mientras que algunos clientes valorando ese sacrificio llegan a pagarle unos bolivianos más. Un día bien trabajado representa para don Julio, 100 bolivianos, pero por lo general llega a reunir como 90 bolivianos por día.

Él vive en la zona Norte de la ciudad, cuando se va a su casa y ve a alguna persona de la tercera edad o señora que no puede caminar por sus bultos, los recoge y no les cobra, es parte del cariño hacia la gente que confió en su trabajo y emprendimiento.

Si usted requiere el servicio de don Julio, tiene el celular 695-57892, mientras que sus compañeros disponen de las siguientes líneas: Alfredo 604-09181, Miguel 794-19808, Sergio 723-54710 y Jorge 756-20801.

Fuente: LA PATRIA
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