La planificación urbana y territorial frente a la crisis de la pandemia
28 may 2020
Fuente: Por: Javier G. Vargas Choque (*)
Cuando el esquema tradicional de la ciudad se trastorna por un evento extraordinario, como los desastres naturales, problemas sociales o, como ahora, por una epidemia, los espacios de la ciudad se descomponen porque su uso se restringe y hay una pérdida, automática, voluntaria o no, de la democracia urbana.
Sin embargo, los espacios públicos tienen que adaptarse los próximos meses para evitar el contacto físico y mitigar el contagio. Esta situación determina la urgencia de establecer condiciones de planificación de las ciudades, que involucren un manejo reflexivo de la infraestructura urbana y el policentrismo, para un avance eficiente de las diversas actividades humanas en el territorio, como respuesta a una visión del desarrollo urbano.
En nuestra ciudad, son varias las deficiencias que han salido a la luz a raíz de las medidas de rigidización del aislamiento social, que han desnudado la mala calidad de las edificaciones, la infraestructura urbana y la localización de los equipamientos de atención de diversos rubros, que obstaculizan el manejo confortable de los ciudadanos para satisfacer sus exigencias.
En la historia de las ciudades, mantener una ciudad saludable es importante en la planificación urbana. Es una relación compleja que se remonta a la antigüedad, a diferentes épocas donde siempre existen nuevos desafíos y que, definitivamente, han tenido una influencia decisiva en el desarrollo de nuestras ciudades.
El Gobierno Central y Municipal emitieron medidas integrales para contener el virus, estas tuvieron importantes recortes en la vida pública, pero son esenciales para proteger a la población. Pero ¿qué puede aportar el urbanismo en una pandemia? ¿Cómo puede la planificación urbana adaptar la ciudad a esas situaciones?
La pandemia va a modificar la planificación urbana, será necesario congeniar ciudades densas y menos segregadas, con el requerimiento de mantener mayor distancia social entre hogares en caso de pandemias. Aquí se exploran algunas propuestas: entre ellas promover sub-centros, para que las personas no tengan que cruzar la ciudad, es decir desconcentrar las actividades ya que la mayoría se encuentran en pleno centro en nuestra Ciudad, citando uno de mis artículos "¿Oruro hacia una ciudad policentrica?", es en lo que se debe pensar y ejecutar inmediatamente.
Se ha visto que la densidad puede constituirse en un factor problemático, en efecto, los espacios comunes como accesos, ascensores y el mismo transporte público, pueden facilitar el contagio. Asimismo, soluciones habitacionales que permiten alta densidad, como los departamentos, hacen más difícil sobrellevar un período de cuarentena, especialmente para familias numerosas.
Por un lado, promover sub-centralidades que ofrezcan equipamiento, servicios urbanos, fuentes productivas y de trabajo para todos, sin que la población deba cruzar la ciudad diariamente para satisfacer necesidades básicas. Esto, no sólo mejoraría la calidad de vida de muchos y disminuiría la inequidad, sino que además la posibilidad de contagios.
Por otro lado, es necesario replantear el diseño de conjuntos residenciales y unidades habitacionales (departamentos o casas). Por ejemplo, se debería prohibir los nano-departamentos o garzoniers (menos de 20 m2) y promover balcones, para que las cuarentenas asociadas a pandemias puedan ser sobrellevadas de mejor manera.
En resumen, debemos promover una sustentabilidad con capacidad de resiliencia que corrija en lo posible los errores de la ciudad actual, disminuya las posibilidades de contagio en una nueva pandemia y, de ser necesario, permita que los ciudadanos la resistan de mejor manera.
Debiéramos pensar en una ciudad con densidades intermedias, debidamente zonificadas en zonas residenciales, comerciales, etc. Soluciones habitacionales en altura que eviten aglomeraciones en ascensores, y donde los espacios comunes se distribuyan en varios lugares. Por ejemplo, condominios con accesos independientes, que permitan tanto la posibilidad de una mayor distancia social (en caso de ser necesario), como la provisión de espacios de sociabilización y cuidado mutuo. Así mismo la creación de ciclovías, aceras y vías espaciosas, mayor porcentaje de áreas verdes, señalización, entre otros. Son aspectos que se deben tomar muy en cuenta en la creación de un Plan de Ordenamiento Territorial, del cual carece nuestra Ciudad.
La planificación urbana y la arquitectura en general, deben considerar seriamente esta nueva amenaza: las pandemias. Debemos crear ciudades resilientes a ellas, como debería ser también frente a terremotos. Sin embargo, no debemos olvidar que uno de los problemas principales de nuestra ciudad han sido los asentamientos ilegales, la mala planificación urbana, y la crisis fundamental pendiente es la ambiental.
La importancia de la planificación urbana y el ordenamiento territorial se evidencia en tiempos de crisis, luego de superar la pandemia y, por tanto, el aislamiento social y la reclusión domiciliaria, se debe considerar que el retorno a la "normalidad", es decir la era post COVID-19, debe motivar a una gran reflexión, donde será necesario encarar las relaciones humanas desde la planificación de la vida urbana, comenzando por establecer un policentrismo que permita la ruptura de la ciudad monofuncional, donde los ciudadanos pueden satisfacer sus necesidades laborales, de salud, abastecimiento, y recreación; y resignificar las relaciones humanas, el espacio público, el enfoque de cohesión comunitaria, las necesidades comunes y colectivas, estableciendo transformaciones sistémicas y estructurales.
(*) Es Arquitecto
Fuente: Por: Javier G. Vargas Choque (*)
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