Miercoles 27 de mayo de 2020
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Propugnaste madre que el burgués sea libre como el noble y que se mantengan los límites que Dios puso a la condición de nacido.
Respetaste y acataste lo dispuesto por Dios haciéndote digna de su guía espiritual desahogando así la opresión generalizada que resiste la mujer en su vida.
Esmeraste tu educación e intelecto proponiendo igualar los derechos y oportunidades de los sexos.
Identificaste las barreras invisibles veladamente accionadas por el hombre y que impiden la igualdad plena.
Tu búsqueda de la equidad desactivó la discriminación y te hizo política sin ser partidaria para metamorfosear la mentalidad resistiendo el presente estado.
No observaste al hombre como fuente de dominación sino como víctima del poder social y conferiste contenido a tu vida preservando el talento de la humanidad alertando su destrucción de no avenirse a la igualdad.
Concebiste la cultura, la equidad, amor al prójimo y la mente evolucionada que acomoda las estructuras de la igualdad.
Desoíste las alusiones, siempre disimuladas, sobre la incompetencia de la mujer porque el talento no nació para abandonarse a sí mismo, es demostrable y combativo.
Fuente: Por: Dr. Raúl Pino-Ichazo Terrazas (*)