Diariamente se observa y escucha por los medios de comunicación casos de feminicidio, maltrato a las mujeres, infanticidio, violencia social, cultural, política, violencia contra los niños, se van repitiendo constantemente, en las diferentes ciudades, provincias, comunidades, barrios; este problema tiene larga historia; la delincuencia política, amenaza de asesinatos, terror, bloqueos en los caminos, que nadie puede detener, provocando inseguridad en la población democrática; las organizaciones políticas, fomentan, estimulan, el atropello, físico, psicológico, creando miedo, temor en la gente humilde, sin respetar la CPE y la institucionalidad.
La pobreza, carencia de empleos, la miseria en la que viven muchas familias, exclusión a los pueblos indígenas, por falta de un trabajo con beneficios sociales, el hambre en la gente, genera la violencia social; sobre esta realidad social hambrienta se van organizando los partidos políticos en nuestro país; candidatos se van postulando para presidente, vicepresidente, senadores, diputados; llegando al poder político, por un grupo determinado, para servicio particular, enriquecimiento, utilizando el aparato político en forma autoritaria, asumiendo la administración pública en nombre del pueblo.
Para los partidos políticos, es normal y habitual la verticalidad, concepción machista, excluyendo a las mujeres, corrupción, oportunismo; ya no existe el sentido democrático en la organización; ya no se respeta la libertad de pensamiento, toda la militancia tiene que obedecer, las decisiones de sus jefes. Las candidaturas a parlamentarios se han vuelto un negocio económico, ya no eligen las bases, nombramiento a dedo, bajo ciertas condiciones ilegales, al margen de la CPE.
En las familias todavía existe una pequeña monarquía, el autoritarismo paternal, la esposa e hijos, están sometidos a las órdenes del padre, es la autoridad máxima, que tiene que respetarse y cumplirse, sus instrucciones; no existe comunicación horizontal; posteriormente esta forma de comportamiento, va continuando en la escuela, colegio, universidad, llegando a ser parte de una organización partidaria, autoridad pública, actuando con mucha violencia, arrogancia en la administración estatal.
Los candidatos parlamentarios, con hipocresía van ofreciendo, en su campaña electoral cosas inalcanzables, con su sonrisa en la boca, cuando ya han logrado su objetivo, se olvidan de la gente humilde, pobre, la gente de la calle, que no tiene un partido político. En el parlamento se trabaja a la orden los jefes o líderes de sus partidos, desconociendo, el servicio a la colectividad, ignorando a sus mandantes, de sus pueblos.
Los anteriores gobernantes, denunciados por corrupción, acoso político, los jefes políticos actuando con soberbia en la administración pública, desconociendo la institucionalidad, ya no existen convocatorias públicas, para la asunción de la jerarquía administrativa, falta licitaciones para la adjudicación de obras, sólo priorizan a sus correligionarios, al resto de la gente despidiendo de su fuente de trabajo, así sea un buen profesional, lo que manda es el sectarismo partidario, aumentando con estas actitudes mayor delincuencia social.
Como los partidos políticos, no son democráticos internamente, van utilizando a la gente ingenua, en las campañas electorales, generando violencia social, amenaza sino no apoyan al indicado partido político, bajo condiciones sancionatorias, que no les atenderán sus proyectos de barrios, comunidad, provincia, departamento, organizando a grupos sociales, para que hagan bloqueos, marchas, utilizando piedras, palos, bombas, destrozando bienes del Estado.
Los trabajadores, obreros, fueron y siguen siendo explotados por los patrones, los campesinos, indígenas, oprimidos culturalmente; por esta realidad social de sufrimiento y violencia, los partidos políticos, se han ido aprovechándose de sus necesidades, intereses, utilizándoles para fines egoístas, siendo su principal objetivo usufructuar las arcas de la Nación, incrementando aún más la violencia.
Los partidos políticos, deben respetar la institucionalidad democrática, la CPE, principios fines, valores espirituales, culturales; aprender a ser solidarios con la salud, para enfrentar a la pandemia del coronavirus; mantener buenas relaciones con la población, respetar sus derechos, desechar la violencia, amenaza de asesinatos, persecución a gente inocente, ser servidores públicos, con honestidad, mantener el diálogo sincero con los trabajadores, luchar contra la corrupción y los cambios climáticos.
Fuente: Por: Raúl Copa Gonzales
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