Preocupante crisis en minería y metalurgia

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Cuando estamos en la segunda quincena del quinto mes del año, complicada la gestión por la presencia de una pandemia mundial que obliga a una serie de medidas de extrema previsión de la salud de personas en general, pero de manera particular de los trabajadores de la minería y metalurgia, la situación se complica, precisamente por las restricciones propias de un trabajo que entraña serio riesgo para el desarrollo productivo en las minas y en las fundiciones.

No es tan simple tomar medidas que respondan a presiones laborales, para el reinicio de labores, sabiendo que existe una serie de factores totalmente adversos a los fines preventivos de usar "mascarillas" para evitar contagios, teniendo en cuenta que por las características de la actividad, en interior mina o en las fundiciones, los barbijos son apenas una referencia de forma y en ningún caso un seguro elemento de evitar contaminación directa.

Las autoridades sectoriales muestran preocupación por los perjuicios que sufre la minería y la metalurgia, debido a las actividades productivas, que por las razones expuestas deberían prolongarse por varios días más, sin establecer fechas fijas. Las pérdidas son millonarias se explica, pero una subida negativa de la pandemia, ocasionaría un desastre de daños incalculables, en la comunidad.

Lo que se añade a este cuadro de emergencia médica, es que recientemente y por el sacudón de la suspensión de actividades en la minería y la fundición estatal, se han puesto en evidencia problemas que se arrastraban y que se "disimulaban" con la continuidad de las operaciones, sin embargo ahora está muy clara la posición de empresas mineras, como Colquiri y Huanuni que demandan de la fundición el pago pendiente de varios millones de dólares. Así como se expone, sin exageración, se trata de deudas por compra de concentrados que se han acumulado, sin explicaciones claras sobre las causas de un proceso realmente irregular.

Si se entiende que la fundición de estaño en Oruro, ha estado exportando regularmente su producción y lo ha hecho a clientes ya conocidos, se estima que ha estado cobrando regularmente fondos que debieron servir para cubrir las obligaciones por la compra de concentrados. Que existen más de 80 millones en dólares de deuda de la fundición con Colquiri, Huanuni, cooperativas y otros, resulta extremadamente preocupante, pues nadie sabe el destino de esos millones de dólares que no cubrieron deudas elementales.

Las actuales autoridades, responsabilizan del hecho a las anteriores, lo que significa que la epidemia de mala administración proviene de tiempo atrás y que ahora se complica con la pandemia del coronavirus. Un grave problema.