La Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad

Hace 19 años, en una fecha como la presente, 18 de mayo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) oficializó el reconocimiento al Carnaval de Oruro, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Una distinción del más alto nivel para un acontecimiento invalorable materialmente e inigualable en su concepción de origen, devocional, artístico, folklórico y tradicional, algunos de los atributos que tiene la mayor expresión orureña de su carnaval, que permitió su nominación internacional, convirtiéndola en Obra Maestra de la Humanidad.

Ese hecho ha sido explicado por personeros de la propia Unesco, quienes además recomendaron el cuidado que merece tan altísima distinción, inigualable e incomparable en esa instancia. Pero prácticamente a dos décadas del reconocimiento, es bueno hacer un recuento de cuáles han sido las recomendaciones específicas que se han cumplido y establecer también, cuáles son las que no se cumplieron, porque han pasado de simples y entusiastas proyectos a una situación de inoperancia, olvido, descuido y carencia de voluntad para encarar los proyectos que mejoren la realización del famoso Carnaval de Oruro.

Evidentemente uno de los factores determinantes para la situación de inercia dirigencial e institucional es la falta de recursos económicos, pues la parte importante en mejorar nuestro carnaval, pasa necesariamente por modernizar su escenario natural y callejero que año que pasa es reparado por la alcaldía, tapando baches en las calles y aumentando la iluminación pública y el número de servicios higiénicos en el recorrido de más de tres kilómetros hasta llegar al Santuario de la Virgen del Socavón.

Ideas como la construcción de un "diablódromo", una infraestructura cultural, de archivo, exposición permanente de los elementos propios del carnaval, salas de conferencias y dependencias de información general y turística, deberían ser parte de un emprendimiento que por lo menos ocupe el espacio de la denominada Avenida Cívica, dónde prácticamente concluye la peregrinación de miles de danzantes devotos que cumplen una promesa de fe, en un acto que se materializa con su presencia a los pies de la Patrona del Carnaval.

Hay muchos detalles que no se han cumplido, no se mejora el escenario, no se sabe exactamente si hay beneficios para Oruro, pues fuera de la inversión de los propios orureños y empresarios que han incrementado el sistema de hotelería, también ha crecido el número de graderías y el precio por asiento, lo que no es precisamente el sentido de administrar mejor la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.