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Viernes 15 de mayo de 2020

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Editorial y opiniones

LA COLUMNA ROTA

Infodemia: El virus del quinto poder

15 may 2020

Fuente: Por: Ana Rosa López Villegas (*)

El coronavirus lleva ya casi una mitad de año en cartelera. Se roba a diario los titulares de todos los periódicos, informativos televisivos, programas radiales y en todos los idiomas. Toda la información que se genera alrededor de él es una avalancha de incalculables alcances que, además, le ha dado vida a la llamada infodemia. Y no nos referimos solamente a las informaciones que produce la prensa en general entendida como el cuarto poder, sino a las que la gente consume y comparte de manera desenfrenada en las redes sociales, el quinto poder, como las ha denominado Mark Zuckerberg, creador y fundador de Facebook. Esta y otras redes superan en gran medida a la prensa general, no sólo en cuanto a la cantidad y calidad de la información que se consume en ellas, sino también en cuanto al grado de interacción que les permiten ejercer a sus usuarios; es una cadena incontenible de propagación de noticias falsas (fake news) en muchos casos.

Aunque Facebook y otras grandes empresas de tecnología como Microsoft, Twitter, LinkedIn, YouTube, Reddit y Google se comprometieron a mediados de marzo a trabajar de manera conjunta para combatir la desinformación, elevar el "contenido con autoridad" y compartir "actualizaciones críticas de información en coordinación con las agencias de salud" oficiales, lo cierto es que las regulaciones a nivel local requieren de varios y urgentes ajustes. En todo caso lo importante aquí es que es el propio personal de salud el que apela "a las empresas de tecnología para que tomen medidas inmediatas y sistemáticas para detener la avalancha de desinformación médica y la crisis sanitaria resultante". Así lo han hecho conocer de manera pública reconocidos y eminentes científicos e investigadores del área de la salud de todo el mundo en la petición de firmas que circula de manera virtual (¡de qué otra si no!) en la influyente red de campañas Avaaz, red que promueve el activismo ciudadano en asuntos como el cambio climático, derechos humanos, corrupción, pobreza, derechos de los animales, paz y conflicto. Esta misma red se encargó de analizar 100 publicaciones o posts falsos sobre el coronavirus en Facebook y que circularon entre enero y abril y encontró que estas numerosas fake news fueron vistas más de 117 millones de veces. ¿Quién en el mundo podría controlar una audiencia de tales magnitudes?

Así es que, aparte de la ya enorme responsabilidad que conlleva enfrentar esta crisis sanitaria global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) así como otros organismos de salud a nivel mundial han tenido que ocuparse de advertir a la población sobre los peligros que la sobreexposición a informaciones falsas o poco confiables puede generar. Definida como "una práctica que consiste en difundir noticias falsas o maliciosas sobre la pandemia y que aumenta el pánico o la angustia en las sociedades", la infodemia amenaza además en convertirse en un arma de triple filo si son los intereses políticos los que están de por medio. En Bolivia la atención, o al menos parte de ella está centrada en este momento en el Decreto Supremo 4231 firmado el 7 de mayo pasado, el mismo que "autoriza al Ministerio de Salud cubrir los gastos por el tratamiento de radioterapia básica convencional (externa) y/o braquiterapia de alta tasa (interna), hasta el uno (1) de octubre de 2020, en los establecimientos de salud del Subsector Público, Privado y de la Seguridad Social a Corto Plazo, a favor de los pacientes con cáncer de escasos recursos económicos y que no cuenten con ningún seguro de salud." y que en su disposición adicional única señala que "las personas que inciten el incumplimiento del presente Decreto Supremo o difundan información de cualquier índole, sea en forma escrita, impresa, artística y/o por cualquier otro procedimiento que pongan en riesgo o afecten a la salud pública, generando incertidumbre en la población, serán pasibles a denuncias por la comisión de delitos tipificados en el Código Penal". Una sola pregunta de las tantísimas que este texto genera, ¿quién va a tener la agradable labor y seguro nada complicada labor de definir cuáles son las expresiones artísticas que alimenten la infodemia?

Si nos atenemos estrictamente a la libertad de expresión, empoderada a través del quinto poder, cualquier persona tiene derecho a publicar lo que mejor le parezca, así se trate de noticias falsas o desinformación deliberada. Bolivia puede presumir de catorce años de experiencia en el área, los guerreros digitales del masismo son la prueba clara y no falta alguno que otro trasnochado de éstos que se niega a soltar el teclado.

¿Quién es responsable de la información que se consume? Suena a obviedad, pero lo es uno mismo. La responsabilidad es ciudadana y la conciencia también. Jugar a ser un gobierno que bajo el disfraz de transitorio busca la censura valiéndose de amenazas con maquillaje de decreto, pues no funciona. El barbijo no puede convertirse en mordaza y atacar la infodemia con un artículo poco reflexionado de un decreto, es como querer enfrentar al descomunal dragón escupe-fuego empuñando un alfiler y vistiendo una armadura de cristal. Sin pensar, además, que el esfuerzo de las autoridades de salud y de todas las áreas debería invertirse de mejor manera, planeando, por ejemplo, las mejores estrategias para avanzar una vez que la bestia se haya adormecido. Por lo pronto, sería mejor invertir en campañas que impartan información oficial.

Termino con las palabras de la ministra de justicia alemana, Christine Lambrecht, quien, al ser consultada sobre la necesidad de medidas legales frente a la infodemia, declara que "los hechos y una sana desconfianza son los mejores remedios contra las noticias falsas y los rumores", no las prohibiciones.

(*) Es Comunicadora social Twitter: @mivozmipalabra

Fuente: Por: Ana Rosa López Villegas (*)
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